¡Camagüeyanos!
Dejamos atrás un año de grandes retos y amenazas en todos los frentes del quehacer, pero también de triunfos y victorias, en que la esencia de nuestra sociedad socialista, nacida de una genuina Revolución de pueblo, nos dotó de adecuadas herramientas en lo moral y material, para hacer frente a la pandemia de la Covid-19 y a la recrudecida embestida estadounidense contra Cuba.
Muchos en el mundo se preguntan cómo es posible que un pueblo, como el cubano, a solo 90 millas de Estados Unidos salga adelante de un cerco comercial y financiero que data por más de seis décadas, con un alto contenido de extraterritorialidad, acciones terroristas con uso del mercenarismo, identificado en la contrarrevolución interna, y el empleo de sofisticadas armas de guerra de cuarta generación a través del ciberespacio.
“Nos tiraron a matar, y estamos vivos”, dijo hace un año el presidente Díaz-Canel, quien también aseveró en el recién finalizado diciembre que ellos insistieron en matarnos, pero nosotros insistimos en vivir y vencer.
En ese método de supervivencia nos entrenó Fidel, quien supo impregnar una voluntad de resistencia y triunfo en todo un pueblo para hacer frente a arremetidas de cualquier índole, como lo ha demostrado Cuba, que incluso, no ha dejado de hacer práctica cotidiana del más puro internacionalismo, materializado en la ayuda prestada a otros pueblos en más de 40 países por el Contingente “Henry Reeve”, para enfrentar el nuevo coronavirus.
En Cuba nadie ha quedado desamparado en medio de la tragedia universal, todo lo contrario, se ha accionado para preservar la vida humana como el más preciado bien, y se ha prestado todo tipo de asistencia a la población más vulnerable con el fin de minimizar en lo más posible los efectos de contagio y letales del SARS-CoV-2.
En tanto, la isla, pobre en recursos naturales pero rica en inteligencia, se inscribe entre los contados países del mundo, y único de América Latina, que incursiona halagüeñamente en la búsqueda de preparados vacunales para contrarrestar el mal, con miras a inmunizar a toda su población sin costo alguno, como es práctica.
Así recibimos en Cuba este nuevo año, también cargado de desafíos, donde será decisivo el determinante protagonismo juvenil en los procesos sociales, como segura continuidad y participación en el desarrollo nacional, y en medio del ineludible ordenamiento económico y monetario que reta a la inteligencia y vocación de los cubanos, por preservar y hacer avanzar las conquistas de la sociedad, que en inmensa mayoría edificamos.
Las históricas llanuras de esta porción cubana, testigos de batallas victoriosas de la mambisada agramontina en las luchas independentistas, se convierten hoy nuevamente en escenarios de lucha por la estratégica soberanía alimentaria, sabedores de lo mucho que se puede aportar para las necesidades territoriales y a la nación, en ese sentido.
¡CAMAGÜEYANOS!
Se marcha de la Casa Blanca el duodécimo presidente yanqui, como sus antecesores, en continuada frustración por destruir a la nación cubana y su Revolución Socialista, cuyo pueblo debe enfrentar de ahora en lo adelante el no menos peligroso reto de una administración, que, aunque menos agresiva en apariencia, no ceja en utilizar nuevos métodos para implantar en Cuba, una “democracia”, entre comillas, donde prime la desigualdad, el racismo y el dominio de una minoría rica, sobre las mayorías.
Dejamos atrás otro episodio de las acostumbradas mascaradas contra la Revolución, que confundió a algunos cubanos de la esfera cultural, quienes no supieron resolver o plantear inquietudes e insatisfacciones por los diversos canales que pone a nuestro servicio la Revolución, y sirvieron de comparsa para los manejos de indignos cubanos, dirigidos por los servicios de inteligencia del imperio en su frustrado afán de destruir la nación cubana.
Cuba enfrenta esos combates en el año del VIII congreso del Partido Comunista, el de la continuidad y con un gobierno del Poder Popular conectado con el pueblo, protagonista principal de la obra, que como dijera el siempre presente Fidel, ninguna fuerza externa podrá destruirla, porque “el destino de este pueblo será siempre crecerse con los desafíos”. (Tomado de Radio Cadena Agramonte www.cadenagramonte.cu)