ICAIC: el arte de contar historias desde Cuba

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Cada medio de comunicación tiene su encanto, cada uno cuenta la historia cotidiana con recursos diferentes, pero, sin dudas, el Cine tiene una magia que enamora y convida a enamorarse a través de la oscuridad de una sala.

Convida también a contar un país, por eso el 24 de marzo de 1959 nace el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), institución cultural principal productora de largometrajes, documentales y animados de la nación.

 

Es así que Cuba se narra desde las películas como La primera carga al machete, de Manuel Octavio Gómez, e Historias de la Revolución y Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea.

 

Y ¿cuántas veces no hemos reído con Se permuta o Plaff? También a través de la filmografía nacional se evidencia el carácter jocoso y persistente de los habitantes de esta Isla.

 

Con otras, como Una novia para David o La bella del Alhambra, hemos aprendido la importancia de valorar el amor y a quienes nos aprecian por las cualidades personales y no por una mejor apariencia física.

 

Y no se puede obviar una película que es Historia. El realizador Fernando Pérez dejó como un regalo eterno Clandestinos, en 1987, y una frase del protagonista llega siempre a la mente: “¡Te la voy a entregar viva!”, acompañada de la excelente banda sonora a cargo de Edesio Alejandro.

 

Asimismo, en 1993, David y Diego llamaron la atención de los cinéfilos del mundo, cambió la visión de un tema lleno de prejuicios, Fresa y Chocolate se convirtió en un paradigma de buen Cine que hasta nuestros días llega para aprender de Titón y Juan Carlos Tabío, y del guión de Senel Paz.

 

El ICAIC también auspicia eventos de carácter nacional e internacional, por ejemplo, el Festival Internacional de Documentales Santiago Álvarez in memoriam, organizado por la Oficina Santiago Álvarez; el Festival Internacional de Cine de Gibara, que fundó Humberto Solás y ahora dirige el actor Jorge Perugorría, y el del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

 

Además, ha respaldado desde su nacimiento el Taller Nacional de la Crítica Cinematográfica, que creó en 1993 un grupo de camagüeyanos apasionados por el séptimo arte y que desde entonces tiene sede permanente cada año en la capital agramontina.

 

De igual manera, los personajes animados tienen un espacio significativo en la producción antilllana. Muchos de nosotros crecimos con las ocurrencias de El negrito cimarrón y la cubanía de Elpidio Valdés, porque en esta tierra de grandes creadores no puede ser otro el reto de atraer al público hacia una narrativa que, en disímiles pantallas, llega a todos para contar una historia común, la Historia de Cuba.

Por Yusarys Benito Deliano / Radio Cadena Agramonte.
Collage: http://www.uneac.org.cu

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