Aporte de corazón por la salud de la comunidad

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 costurera

Por estos días el agotamiento no se hace notar, a pesar de las largas e incansables jornadas, porque sabe de la encomiable misión que necesita de su aporte desinteresado.

Iramis Vera Verdecia es una de las costureras “más populares” de la comunidad santacruceña de Haití, una demarcación centenaria situada a más de 80 kilómetros de la capital provincial de Camagüey, donde esta fémina ofrece sus conocimientos y el talento, en pos del bienestar colectivo.

Ante la amenaza de propagación del coronavirus Covid-19, en el país se realizan importantes esfuerzos por garantizar los recursos necesarios a la población, a pesar de las limitaciones de materias primas que frenan los deseos de multiplicar las producciones.

Ante esta realidad, Iramis no lo pensó dos veces y se dio a la tarea de confeccionar nasobucos para las personas de esta localidad del sur camagüeyano, labor con la que ha logrado superar los 100 en solo 15 días.

“Me gusta mucho ver los programas informativos y vi la convocatoria a realizar los nasobucos desde los hogares y dije: Yo puedo y empecé a sacar telas que tenía guardadas y a confeccionarlos”.

Esa disposición también se la transmitió a los compañeros del policlínico local, a quienes les entregó algunas de estas piezas para los profesionales del área, a partir del material que ofrecieron ellos.

“Yo hice algunos y después vi el video en la televisión donde le explican a las personas que se le ponen 3 capas y me di cuenta que eran como los imaginé.”

“Algunas personas se han acercado a mi preguntándome el precio de los nasobucos y les digo que no se venden, se regalan, pues se está pidiendo cooperación y lo hago de corazón, porque yo no puedo cambiar dinero por salud”.

“Esto es un apoyo que yo estoy dando a la Revolución y exhorto a las personas que tengan el pedacito de tela a que me la traigan, incluso en las escuelas, círculos infantiles y casas de abuelos, porque estamos tratando con una enfermedad muy contagiosa y hay que evitar su propagación. No importa la hora ni el día, aquí estoy para lo que necesiten”.

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Eva Brito Ríos, vecina de la calle Libertad en esta localidad sureña, fue una de las beneficiadas con la iniciativa de la costurera del barrio, lo cual considera como una obra de humanidad, para ayudar a la población ante esta pandemia.

Esta santacruceña también destaca las medidas para usar y manipular el nasobuco, donde el lavado y el planchado y el cambio cada 3 horas, son acciones fundamentales.

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La obra de Iramis también llegó hasta la bodega La Espiga y aquí su adminitradora Aneida Casanova Consuegra agradece este gesto, que le propició estas piezas a los 3 trabajadores del centro, los cuales tienen contacto directo con los 900 consumidores de la tienda.

Pioneros de la escuela primaria 8 de Octubre, ancianos, vecinos, amistades, trabajadores del comercio y la gastronomía, de la emisora municipal Radio Santa Cruz y de la corresponsalía de televisión del territorio, también obtuvieron su nasobuco de manera gratuita, salido de las manos de esta experimentada costurera, que ama su oficio.

“Yo vivía en La Carmita, que es un pueblecito rural de aquí de Haití y empecé a coser desde jovencita, con 16 años, hoy tengo ya 49.

En mi casa había una maquina en desuso y yo de atrevida comencé a andar en ella pues aquello me llamaba la atención. Fui la única de las 4 hijas que se interesó por este oficio, pues mi mamá trabajaba en la agricultura y no tenía tiempo de enseñarnos a mí y a mis hermanas.

Primeramente aprendí a bordar, que es muy difícil y eso me sirvió para hacer la canatilla de mi niño que lo tuve en los años venideros y para confeccionarle ropita cuando fue creciendo. Las personas vieron lo que hacia y les fue gustando y así con el tiempo he tratado de seguir cosiendo “muy curioso”.

Ya llevo 30 años frente a la máquina y me encanta mi oficio, mientras tenga salud lo seguiré haciendo y estoy aquí dispuesta para dar lo mejor de mí en todo lo que necesiten”.

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Su familia, sus 2 queridas nietas y el amor por su oficio, complementan la felicidad de Iramis, una activa cederista y federada, que con su actuar convoca a “extremar las medidas para prevenir el coronavirus, una pandemia que afecta a los paises del mundo y nadie puede estar ajeno a ello”.

En días en que las preocupaciones inundan a los cubanos por la amenza del coronavirus Covid-19 y a la vez está presente la certeza y confianza en nuestro sistema de salud pública, gestos solidarios y altruistas como el de la santacruceña Iramis Vera Verdecia, dan fe de los valores humanos de los hijos de esta Patria, ante las circunstancias difíciles que nos impone la vida. (Texto y fotos: Glendys Santiesteban Revolta/AMPP Santa Cruz del Sur)

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