Ahora dicen por ahí
que cualquier cosa es arte,
más yo no puedo ser parte
de un pensamiento así;
el arte desde la raíz
siempre fue un formador
de patrones, inspirador
desde el rupestre Borneo,
por eso ahora mismo creo
que no hay arte sin amor.
Se debe sentir pasión
por lo que quieres mostrar
si es que quieres inspirar
en el público emoción,
sentimiento, aceptación,
comprensión, buenos modales;
así fue en los umbrales
mismos de la creación.
ESCUDO DE LA NACIÓN
con reacciones palpebrales
Y si atacar intenta
con “arte” mi relicario,
algún infeliz becario
de esos que van en venta,
es mejor que en su cuenta
recuerde el cobarde pillo
a aquel Loynaz del Castillo,
que veloz y en la ventana,
sobre la bandera cubana,
al Himno Invasor dio brillo.
De esa premisa parte,
con sentimientos profundos
y ese quehacer fecundo
que los convierte en baluarte:
los Instructores de Arte,
los más dignos de esta historia.
Para ellos sea la gloria
en estas horas sagradas
y en las diarias jornadas
solo le esperen victorias.
Felicidades Instructores!!!