Efectos Sol en La Piel
Demasiada exposición a los rayos ultravioleta o UV puede causar quemaduras solares, la exposición frecuente a los rayos ultravioleta durante varios años es la causa principal del cáncer de piel.
¿Qué daño hace el sol en la piel?
Acelera el envejecimiento de la piel y puede provocar la intolerancia al sol, conocida normalmente como alergia solar y enfermedades pigmentarias (melasma, manchas). La radiación UVB y UVA pueden causar también alteraciones en el corazón de nuestras células y provocar daños en su ADN.
De igual manera, pueden provocar problemas en los ojos con la aparición de cierto tipo de cataratas.
¿Cómo afecta la radiación ultravioleta a la piel?
Estos rayos pueden dañar directamente al ADN de las células de la piel, y son los rayos principales que causan quemaduras de sol. Asimismo, se cree que causan la mayoría de los cánceres de piel.
¿Qué daños causa la radiación solar?
Efectos de la radiación solar en la salud. La exposición prolongada a los rayos del sol, además de provocar insolación, también pone en riesgo nuestra epidermis, causándole manchas, flacidez, envejecimiento prematuro y lo más grave, también nos hace susceptibles a desarrollar cáncer de piel o de ojos.
Las cataratas son una forma de daño a los ojos por el cual una pérdida de transparencia en el cristalino del ojo nubla la visión. Si no se tratan, las cataratas pueden ocasionar ceguera. La investigación ha demostrado que la radiación UV aumenta las probabilidades de ciertas cataratas.
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¿Qué enfermedades puede causar el sol?
¿Que puede causar el exceso o la inadecuada exposición al sol?
Los efectos nocivos de la exposición inadecuada y reiterada al sol son: alergias, quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel (arrugas) y fundamentalmente cáncer de piel.
Otros tipos de daños a los ojos incluyen pterigión (un crecimiento de la conjuntiva que puede boquear la visión), cáncer de piel alrededor de los ojos, y degeneración de la mácula (la parte de la retina donde la percepción visual es más aguda). Todos estos problemas pueden reducirse con la protección adecuada para los ojos.
La sobreexposición a la radiación UV puede suprimir el funcionamiento del sistema inmunológico del cuerpo y las defensas naturales de la piel.
¿Cómo se protege la piel de los rayos solares?
Usar lentes de sol para proteger los ojos y la piel alrededor de éstos; Buscar una sombra; Proteger la piel con ropa; Usar bloqueador solar; Usar sombrero o gorra; Usar lentes de sol que bloqueen los rayos UV; Evitar camas bronceadoras y las lámparas de sol; Proteger a niños del sol; Exposición solar y vitamina D; entre otros. Cortesía: https://www.impulzaseguridad.com/
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Ejercicio y Cancer
Respuestas Físicas y Psicosociales al Ejercicio en Pacientes con Cáncer (Carcinoma, Próstata y Leucemia): Encuesta de Seguimiento durante Dos Años
1Medical Health and Fitness
2Santa Barbara Athletic Club
3Westmont College, CA 93102
 
RESUMEN
Luego de dos años de participación en el programa de ejercicio de cáncer de SBAC, informamos el estado de salud, la función física, y los beneficios psicosociales de pacientes con cáncer, obtenidos mediante un programa de ejercicio supervisado de 20 semanas seguido por ejercicio autoinformado. En este programa, los participantes fueron categorizados según el tipo de cáncer: Cáncer de próstata [Pr] (n=12), y Carcinoma/Leucemia [C/L] (n=13). La información demográfica sobre estos grupos fue: Edad (años): 71±7.3 [Pr], 44.6±17 [C/L], Estadío de Cáncer: 2.0±.6 [Pr], 2.5±.7 [C/L], y años transcurridos luego del diagnóstico: 4.7±2.3 [Pr], 2.4±2.5 [C/L]. El ejercicio duró 20 semanas, y consistió en ejercicio en máquinas aeróbicas, entrenamiento progresivo de fuerza, y ejercicios especiales. Después del programa del ejercicio los participantes completaron una encuesta de calidad de vida (QOL). A los dos años, se solicitó una encuesta de seguimiento acerca del estado de cáncer, de la información del cuidado de la salud, y de las prácticas de salud alternativas. Los resultados de la aptitud física indicaron cambios en la fuerza total en ambos grupos (+40% para Pr, +52% para C/L). La ganancia de fuerza en el grupo de C/L fue significativa (p=0.05). También aumentó en ambos grupos el tiempo de ejercicio aeróbico en máquinas (+20% para Pr, +30% para C/L). Los resultados referentes a calidad de vida indicaron que el grupo Pr no percibió ningún cambio en 8 categorías seleccionadas (ADL, aptitud física percibida, y nivel de dolor), pero si se observaron cambios significantivos en todas las categorías para el grupo de C/L. En dos años, el nivel de vigor (en una escala de 10 puntos) fue 8.5 para Pr y 9.0 para C/L. El 77% de Pr y 84% de C/L recibieron suplementos vitamínicos. El 92% del grupo C/L utilizó medicina alternativa (principalmente meditación), pero sólo 23% del grupo Pr utilizó estas modalidades. Cien por ciento del grupo Pr y 65% del grupo C/L continuó realizando ejercicio por dos años. En comparación con otros grupos de cáncer, no hubo gastos médicos en efectivo para cualquiera de los grupos. Hubo un caso de recurrencia de cáncer y un informe de muerte en el grupo Pr, mientras que no se produjo ninguno en el grupo de C/L. Este estudio sugiere que la realización de ejercicio a largo plazo podría mejorar tanto los componentes físicos como psicológicos en la recuperación frente al cáncer. Con el tiempo, los pacientes continúan incorporando la actividad física y otras prácticas de calidad de vida en sus vidas. Los cambios en la aptitud física y la calidad de vida son más pronunciados en el grupo C/L, debido en parte a la fase de cáncer, tiempo transcurrido luego del diagnóstico, y a la severidad de los tratamientos médicos previos al comienzo del ejercicio.
Palabras Clave: rehabilitación, calidad de vida, encuesta de seguimiento, aptitud física.
 
INTRODUCCION
Según las estadísticas de 1997 de la Sociedad Americana de Cáncer, se diagnosticará cáncer de próstata este año a 335000 hombres de entre 45 y 85 años. De este total, morirán casi 42000 hombres (1). En términos de morbilidad y mortalidad, el cáncer de próstata ocupa el tercer lugar detrás de los cánceres de pulmón y mama. Fuera de los aspectos relacionados a la nutrición, no hay factores de riesgo fuertemente identificables que puedan modificarse para la prevención de cáncer de la Próstata.
 
Las estadísticas de ACS de 1997 contabilizaron 35500 personas diagnosticadas con leucemia (de todos los subtipos), y este cáncer consumió 34000 vidas. La tasa total de supervivencia luego de 5 años, para todos los tipos de cánceres en Estados Unidos, es de 40%. Cuando esta tasa se ajusta según los factores de esperanza de vida (enfermedades cardíacas, accidentes, etc.), se incrementa a 56%.
Las recomendaciones generales para la mayoría de estos pacientes son someterse a cirugía, radiación, y/o quimioterapia como parte de su tratamiento médico inicial, pero a menudo no se prescriben rutinariamente terapias a largo plazo. Sin embargo, en el campo del tratamiento de cáncer, la supervivencia y la calidad de vida son quizás los dos problemas más importantes que enfrentan los médicos que trabajan con pacientes en recuperación. En el transcurso de la última década, el tipo de intervención terapéutica más eficaz para aumentar la supervivencia en los pacientes de cáncer de mama ha sido la psicoterapia empleada por Fawzy (2) y Spiegal (3). A diferencia del cáncer de mama, el cáncer de la próstata se diagnostica generalmente en hombres mayores (cerca del 80% de los cánceres de próstata se diagnostica en hombres mayores de 65 años (1)), en los cuales los aspectos relacionados a la calidad de vida son diferentes. Los pacientes con leucemia a veces experimentan grandes dosis de quimioterapia, combinaciones de drogas anti-cáncer, transfusiones de sangre con antibióticos, y trasplante de médula ósea, debido a que este tipo de cáncer se origina en la sangre y presenta mayores probabilidades de hacer metástasis. La edad de diagnóstico abarca desde la niñez temprana hasta la ancianidad.
 
El ejercicio ha sido utilizado como terapia auxiliar en los pacientes con cáncer desde comienzos de 1980 cuando Winningham y colaboradores, desarrollaron la escala WAIT (Intervalo de entrenamiento aeróbico de Winningham) al mismo tiempo que informaban los efectos del entrenamiento aeróbico de baja intensidad en pacientes con cáncer (4-6). La mayoría de las investigaciones relacionadas con la actividad física han sido epidemiológicas, y se ha visto que la actividad física regular aumenta las tasas de incidencia de la prevención primaria en ciertos cánceres, como el de mama y colon (9-12).
 
Con pocos informes de investigación sobre la rehabilitación de cáncer (13-15,17) y sobre programas de ejercicio (7,18) no ha sido posible estandarizar hasta el momento, la información sobre el tipo de programas de ejercicio, la dosis-respuesta, y las consecuencias a largo plazo del acondicionamiento físico en personas diagnosticadas con cáncer. Hasta la fecha, no se conocen protocolos de ejercicio específicos para los individuos con cáncer de próstata o leucemia.
 
Por consiguiente, el propósito de esta investigación fue informar el estado de salud de los participantes en un programa de ejercicio y bienestar para pacientes externos luego de su diagnóstico y tratamiento contra el cáncer. Incluimos información sobre el estado físico de los participantes, de la valoración personal de los beneficios psicosociales de su participación, e información relevante acerca del cuidado de la salud que podría verse modificada por la participación en un programa comunitario como este. Un segundo propósito de este informe fue realizar un estudio de seguimiento de dos años a los participantes del programa de ejercicio y bienestar y describir el estado de salud de los participantes a lo largo del tiempo.
 
METODOS
Características del Programa de Ejercicio
En el Club Atlético de Santa Barbara en California, los pacientes con cáncer realizaron una combinación de ejercicios aeróbicos, ejercicios especiales, y ejercicios progresivos de fuerza en máquinas dos veces por semana a lo largo de 20 semanas...
El objetivo del ejercicio fue mejorar la capacidad aeróbica, la fuerza funcional y los límites de movimiento sin causar dolor. Los pacientes también participaron en actividades específicas de bienestar (yoga, técnicas de relajación y movimiento) en un grupo integrado por sus pares.
 
Los pacientes fueron derivados al programa de ejercicios SBAC desde un centro local de tratamiento contra el cáncer luego de realizar un cuestionario inicial que fue proporcionado a aquellos pacientes que estaban interesados en participar en un programa de pacientes externos. El criterio de referencia fue una escala de clasificación de Karnofsky mayor a 70, sin factores de limitación ortopédica aparentes. No hubo restricciones desde el punto de vista de la condición de la quimioterapia en curso o de la toma de medicación contraindicada. El 16 % de los participantes con cáncer de próstata (2/12) y el 15 % de los participantes con carcinoma/leucemia (2/13) estaban realizando terapia química o de rayos durante el programa de ejercicio. Todos los participantes también completaron un cuestionario en la última semana del programa de ejercicio. Este cuestionario post-acondicionamiento fue modificado a partir de una encuesta de calidad de vida de Rotterdam que se les da a pacientes con cáncer luego de que hayan sido sometidos a terapia de radiación o quimioterapia (19). Esta versión de la encuesta contiene dos secciones en ejercicio y rehabilitación y componentes del bienestar. Los componentes de las evaluaciones aeróbicas y de fuerza así como las características de la encuesta pueden ser consultadas en otro estudio (18). Los participantes no realizaron 1RM o VO2 máx. para la capacidad aeróbica. Los participantes se ejercitaron hasta alcanzar la fatiga voluntaria en máquinas aeróbicas durante la primera semana, y se registraron los datos de producción de potencia. Esa misma semana, se evaluó la fuerza funcional utilizando una escala de RM estimada desarrollada por Hatfield (22). Esta escala funciona bien con pacientes que no pueden levantar cargas máximas (como por ej. pacientes operados o enfermos de cáncer).
 
Características de la Encuesta de Seguimiento
La encuesta de seguimiento se realizó telefónicamente en ambos grupos de pacientes con cáncer que participaron en el programa de ejercicios durante 20 semanas. El programa comenzó en la primavera de 1994, y desde su comienzo han formado parte del mismo cerca de 75 participantes. Cada encuesta duró aproximadamente 10 minutos e incluía 33 preguntas agrupadas en cuatro secciones de información: general, cáncer, cuidado de la salud y ejercicio.
 
A cada participante se le realizaron todas las preguntas y se registraron las respuestas. Si no se conocía la pregunta tampoco se registraba la respuesta. En general todas las preguntas fueron contestadas y no hubo confusiones respecto de ninguna sección. El porcentaje de respuesta de la encuesta de seguimiento de 2 años fue para ambos grupos de 100%.
 
Análisis Estadísticos
Los datos demográficos de los participantes se analizaron mediante estadística descriptiva. Los datos pre y post en ambos criterios de aptitud física y las preguntas de la encuesta de seguimiento fueron analizados mediante el test t de Student para datos apareados, los promedios de los tests t utilizados en las Tablas 2 y 3 fueron corregidos para el uso del test de comparaciones múltiples de Dunn (20).
 
RESULTADOS
Mejoras en la Condición Física
Al concluir la semana 20 del programa de ejercicios supervisados, los participantes en el grupo próstata mostraron un incremento promedio de 38% en la fuerza corporal total (ejercicios para la parte superior e inferior del cuerpo). Sin embargo estos resultados no fueron estadísticamente significativos (p=0,17). El tiempo en las máquinas aeróbicas se incrementó en 24 % (8.4 a 10.4 minutos, p=0,17) y la capacidad aeróbica funcional (medida en METS) mejoró en un 5% (p=NS). Por el contrario, los miembros del grupo carcinoma/leucemia aumentaron la fuerza corporal total en un 52% con aumento significativo para tres de las cuatro categorías (p=0,05). En este grupo también se observó, un aumentó de 30% en el tiempo en las máquinas aeróbicas (p=NS) y en el valor de MET de 4,15 a 6,32 (p=NS). En la Tabla 2 se muestran los resultados del incremento de fuerza y del mejoramiento de la condición aeróbica.
En 7 de las 8 categorías de la encuesta de Rotterdam modificada, el grupo próstata no tuvo cambios significativos en sus respuestas psicosociales (Tabla 3). La única categoría que presentó diferencias estadísticamente significativas fue la sección de percepción de fuerza (25% de cambio), que mostró tener una fuerte correlación con la ganancia real de fuerza total observada para este grupo (38 %) – coeficiente de correlación de Pearson de r=0,53.
 
En contraste el grupo de pacientes con carcinoma/leucemia mostró un aumento promedio de 52% en la fuerza total y cambios significativos en cada una de las ocho categorías de la encuesta de Rotterdam modificada. Los cambios que presentó este grupo en las tres primeras secciones (que detallan actividades relacionadas a la vida diaria) fueron superiores en un promedio de 13% con respecto a las respuestas previas al programa de ejercicio (Pre). En lo que hace a las áreas de percepción de cambio de fuerza y resistencia, nuevamente aquí se observó una respuesta diferente de aproximadamente 33%. Las tres preguntas finales, relacionadas con aspectos de manejo del dolor mostraron un aumento promedio cercano al 19%.
 
El porcentaje de pacientes del grupo con cáncer de próstata que continuó participando en grupos de ejercicio en clubes de salud o por sus propios medios a los largo de 2 años (como mínimo 3 días por semana) fue de 100% (12/12). El porcentaje en el grupo de participantes con carcinoma leucemia fue de 61% (8/13).
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Características Físicas
Aun cuando se lo ha señalado como un elemento importante en la sobrevivencia del cáncer (12), otra observación importante es la falta de indicación hacia la realización de Terapia Física para los participantes. Solo a uno de los participantes en cada grupo le fue indicada esta terapia. Esto parecería contradecir las recomendaciones hechas a los pacientes en etapas postquirúrgicas cuando están internados (21).
 
Un elevado porcentaje de pacientes del grupo carcinoma/leucemia (92%) empleó alguna terapia complementaria o alternativa como parte de su proceso de recuperación siendo los principales la meditación o visualización. El 84% de este grupo también consumió suplementos vitamínicos. Un 77% de pacientes del grupo próstata consumió vitaminas y recurrio de menor manera al empleo de terapias alternativas. Solo el 23% de estos pacientes realizaron meditación o visualizaciones de modo regular. En comparación con otros grupos informados, ninguno de los dos grupos informó haber realizado gastos en efectivo durante los dos años de participación en el programa de ejercicio.
 
Recurrencia del Cáncer/ Supervivencia
Las estadísticas de la Sociedad Americana de Cáncer establecen que para los pacientes Caucásicos con cáncer la tasa promedio de supervivencia de 5 años es del 50%. En dos años de seguimiento, nosotros informamos un caso de recurrencia de cáncer en el grupo próstata y una muerte. No hubo informes en el grupo carcinoma/leucemia. El nivel de vigor en el grupo próstata fue de 8,5 en una escala de 10 y de 9 para el grupo carcinoma/leucemia. De hecho, de un total de 75 participantes en el programa SBAC que han completado las 20 semanas del programa de ejercicio, la única muerte informada, en los dos años fue en el grupo de cáncer de próstata.
 
DISCUSION
Los resultados de este informe muestran que las mejoras realizadas en las condiciones aeróbicas y en la fuerza en hombres con cáncer de próstata (38 % en fuerza y 24% en tiempo en máquinas aeróbicas) no fueron suficientes para producir resultados significativos. Debido al pequeño tamaño de la muestra de este grupo, podría pensarse inicialmente que un mayor número de participantes habría producido resultados significativos. Además cuando se considera los números reales de la mejoras obtenidas; el tiempo sobre las máquinas aeróbicas se incrementó en 2 minutos y la fuerza en 7,4 kg (16lb). Si bien cualquier mejora en la capacidad aeróbica y en la fuerza es importante, estos cambios numéricamente no son suficientes para producir diferencias estadísticamente significativas. Los valores reales podrían también aclarar los aparentemente grandes aumentos en ambos parámetros de aptitud física en el grupo de pacientes con cáncer de próstata.
 
Dado que el diagnóstico del grupo próstata fue dos veces más temprano que el del grupo con carcinoma/leucemia, también contaron con más tiempo para la curación. Por lo tanto, los cambios relacionados a la calidad de vida podrían deberse al paso del tiempo y con ello a una recuperación más completa. La mejora del 38% en el grupo próstata es notable dada la edad de los participantes independientemente de la significación estadística. Obtuvieron mejoras con respecto a los riegos de caídas, de la probabilidad de desarrollar osteoporosis y sarcopenia. La falta de diferencias estadísticamente significativas en lo que hace a las respuestas relacionadas a la calidad de vida indica que la calidad de vida de los participantes era buena antes de ingresar al programa de ejercicios. Ellos, a diferencia de los miembros de su clase, no presentaban ninguno de los problemas asociados al tratamiento médico como por ejemplo, respuesta a la quimioterapia, efectos residuales del tratamiento médico, tejido cicatrizante quirúrgico y dificultades para realizar movimiento. Si bien ellos eran en promedio 27 años mayores que el promedio del grupo Carcinoma/Leucemia, es probable que las diferencias médicas ejercieran más de un rol en la capacidad de rendir (y sobresalir) en el ejercicio. Los participantes del grupo próstata no sufrían de problemas ortopédicos evidentes y no estaban bajo tratamiento médico. La capacidad de realizar ejercicio (100% de participación luego de dos años) es una prueba del hecho de que la calidad de vida era suficientemente buena como para ayudarlos a continuar con el programa de aptitud física. Los miembros del grupo carcinoma/leucemia todavía estaban implicados en tratamientos médicos y esto podría haber impedido a alguno ejercitarse a lo largo del tiempo (65% continuó ejercitándose luego de dos años). Su condición física también podría correlacionarse con sus mejoras estadísticas en calidad de vida y funciones de aptitud física. Esta información concuerda con datos presentados por Dimeo et al. (23) quienes establecieron que pacientes con alta dosis de quimioterapia y transplante de células madre (intervenciones médicas fuertes) tuvieron mejoras en parámetros físicos (hematocrito) y en condiciones aeróbicas (aumento en el VO2 máx.).
 
Con una edad promedio de 44 años, los participantes del grupo carcinoma/leucemia experimentaron mejoras de aproximadamente 52% en fuerza y 30 % en el tiempo en máquinas aeróbicas. Estas mejora podrían deberse a que son mas jóvenes o tal vez al nivel de intervención médica involucrada. En este grupo todos fueron sometidos a quimioterapia mientras que en el grupo próstata solo uno de ellos realizó esta terapia. Además dos participantes del grupo carcinoma/leucemia estaban aún bajo tratamiento cuando participaron en los ejercicios. Esto hace que sus beneficios sean aun más destacables.
Es interesante contrastar los cambios en estos grupos de participantes del programa de bienestar SBAC. Por un lado, parecería que el ejercicio ejerce un efecto pequeño, tanto en la calidad de vida como en las funciones físicas de los pacientes con cáncer de próstata. En una observación más detallada debemos prestar atención a los cambios relativos alcanzados en cada categoría en base a unos pocos factores como son: edad en la que se ingresó al programa, funciones físicas previas, sexo y tratamiento frente al cáncer, que sería la influencia más controvertida del progreso.
 
Conclusiones
En conclusión, nosotros describimos el estado de salud y aptitud de pacientes con cáncer que participaron en un programa de ejercicios y bienestar en un club comunitario de salud. En ambos grupos se observaron mejoras en la aptitud física, siendo significativos los cambios observados en el grupo de pacientes con carcinoma y leucemia. En la encuesta de tratamiento complementario a los dos años informamos: falta de referencia de terapias físicas, ningún gasto en efectivo para ninguno de los grupos, empleo de algún tipo de terapia alternativa (meditación, rezo, etc.) y uso de suplementos vitamínicos en la mayoría de los pacientes. Se informó un caso de muerte y un caso de recurrencia del cáncer en el grupo próstata y ninguno de ellos en el grupo carcinoma/leucemia. La importancia de este informe radica en que es posible incluir a personas con cáncer en un programa supervisado. La mayoría de estos grupos continuarán ejercitándose a lo largo del tiempo. Concluimos que el ejercicio aporta beneficios tanto física como psicosocialmente a pacientes con cáncer a lo largo del tiempo. Sin embargo los cambios se observan en aquellos pacientes que comienzan el ejercicio cerca de sus intervenciones médicas. Cortesía: https://www.deportesalud.com/
 
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Su valor se relaciona con la conservación de los alimentos y con sus propios componentes, que son indispensables. Es un ingrediente esencial para el equilibrio hídrico del organismo, la actividad muscular y nerviosa, siempre que no se abuse de ella ni se padezca de hipertensión.
 
Sus componentes son necesarios para el equilibrio hidroelectrolítico: en el organismo está ligada estrechamente con el agua. La sal aporta cloruro y sodio: a más contenido de sal en el cuerpo, mayor retención de agua.
 
La sal es un electrolito que, diluido en agua, se disocia en cloro (electronegativo) por un lado y sodio (electropositivo) por otro. Es fundamental para la actividad celular, muscular y nerviosa.En una dieta saludable no debe haber más de 4 o 6 gramos de cloruro de sodio, incluyendo el que se agrega con el salero y el que contienen naturalmente los alimentos. Por lo general ingerimos entre 7 y 12 gramos por día: si reducimos su consumo disminuimos el riesgo de hipertensión.
 
Pero su falta es tan perjudicial como su exceso. La hiponatremia (disminución de sodio en la sangre) es común en los accidentes cerebrovasculares. La pérdida de sodio produce trastornos de memoria, concentración y conducta y somnolencia. Por el contrario, quienes tienen alterados los mecanismos de la sed y se deshidratan, padecen hipernatremia (exceso de sodio en la sangre).
Perdemos sal a través de la transpiración, la orina, las lágrimas y la materia fecal. En condiciones normales el organismo regula este tipo de pérdidas. Si hacemos ejercicios muy intensos y transpiramos en abundancia, el riñón ahorrará sodio produciendo menos orina. Aun así, conviene tomar mucha agua e ingerir caldo de verduras salado luego de haber practicado gimnasia.
 
¿En qué enfermedades está contraindicado el consumo de sal?
En la hipertensión arterial, en algunos casos de diabetes y en patologías que involucren a los riñones (retención de líquidos). A las embarazadas se les reduce el sodio si tienen edemas originados en retención hídrica.
 
La sal marina no es mejor para los hipertensos que la común: tiene la misma cantidad de sodio.
Es interesante saber que con el paso del tiempo podemos volvernos adictos a la sal. Las papilas gustativas presentan un determinado umbral: si nos acostumbramos a comer con mucha sal, ese umbral se eleva y cada vez necesitamos más para alcanzar el sabor deseado. Por el contrario, si nos acostumbramos a reducir su uso, podremos llevarnos una grata sorpresa: la de descubrir el verdadero gusto de los alimentos. Cortesía: https://www.deportesalud.com/
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obesidad y deporte
La actividad física en el tratamiento de la obesidad.
Trabajo monográfico Premiado por el Comité de Deporte y Salud de la Asociación Médica Argentina CODESAMA – año 2003-
Autor: Hilda Beatriz Quaglia de Brandes Curso: 1º Curso de actividad física para la salud. AMA.
Introducción
El avance de la obesidad a nivel mundial constituye una amenaza cada vez más importante. Se observa un progresivo incremento en estos últimos 100 años, con una marcada aceleración en esta última década en casi todo el mundo y principalmente en los países desarrollados. Este incremento se debe a dos factores principales: aumento del valor calórico total en la ingesta diaria, especialmente de alimentos de gran contenido calórico (grasas) y una disminución de la actividad física con un estilo de vida cada vez más sedentario.
También puede atribuirse a otras dos causas: la tendencia a dejar de fumar y el aumento en el consumo de alcohol. En el presente trabajo evaluaremos la importancia de la terapia física en el tratamiento de la obesidad, considerando tanto el aspecto físico como el psicológico y el social. Por otro lado se presentarán algunas propuestas en el plano de la prevención con el fin de controlar un avance tan desvastador. Desarrollo El crecimiento desvastador de la obesidad en casi todo el mundo obedece a cambios de hábitos alimenticios y a un incremento notable del sedentarismo. Dicha tendencia se observa más marcada en los países desarrollados. Se considera que en la actualidad la caída del gasto energético diario relacionado a tareas ocupacionales, en los Estados Unidos, es de unas 200 calorías diarias, siendo sedentario el estilo de vida de casi la mitad de la población entre jóvenes y adultos. El nivel socioeconómico influye ya que en el mayor es donde la obesidad grave prevalece más. El 8 % de los varones y el 10,8 % de las mujeres de Estados Unidos presenta obesidad grave. Se estima que en el 2230 toda la población de Estados Unidos sería obesa. El enfoque preventivo constituye un arma ineludible en la lucha por controlar un avance tan considerable.
Es sabido el rol que cumple la actividad física en los programas de descenso de peso, tanto en el programa en sí mismo como en la etapa de mantenimiento del peso alcanzado. Se ha estudiado comparativamente a obesas que recuperaron el peso con ex obesas que lograron mantenerse y se comprobó que el 90 % de las exitosas hacían actividad física en forma regular, 3 veces por semana como mínimo. Consideremos la definición de salud de la #OMS: “Estado de completo bienestar mental, físico y social y no la simple ausencia de enfermedad”. El enfoque debe ser por lo tanto múltiple cubriendo estos tres pilares de la salud. Veamos primero el factor físico. La obesidad está causada, como todos sabemos, por un resultado positivo entre las calorías que se consumen y las que se pierden, esto en general realizado durante un tiempo considerable y provocando un exceso de peso corporal que contribuye peligrosamente a sufrir enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina, diabetes, hipertensión arterial, hiperlipemias, cáncer, hiperuricemia, etc. La ejecución de ejercicios moderados y de corta duración es poco eficaz para disminuir el peso corporal ya que el gasto energético resultante es escaso. Recordemos que para reducir ½ kg de grasa es necesario gastar alrededor de 3500 calorías. Por otro lado la importancia en la modificación de los hábitos alimentarios sí es notable a la hora de evaluar resultados. Sin embargo los ejercicios físicos siguen siendo de importancia en un programa de descenso de peso. Estudios recientes señalan que el metabolismo basal y la frecuencia cardíaca permanecen entre un 15 y un 20 % elevados por lo menos en las 12 hs siguientes y posiblemente en las 24 hs después de una actividad intensa de 80’ de duración (70 % del VO2 máx.) Además la dieta hipocalórica sin actividad física concomitante disminuye tanto la grasa corporal como la masa magra, lo que lleva a una disminución del metabolismo basal, con el aumento de la posibilidad de recuperar fácilmente el peso perdido. Finalmente es sumamente importante evitar el sedentarismo sumado a la obesidad ya que ambos son fasctores de riesgo de enfermedades coronarias, diabetes, etc. Consideremos ahora el factor psicológico.
Los beneficios a este nivel pueden ser evaluados desde dos puntos de vista:
1. La mejoría psicológica en sí misma;
2. La influencia de esta mejoría en la continuidad de un plan de obesidad. Son múltiples los beneficios de la actividad física a nivel psicológico. Pasemos a enumerar los más destacados: .. Enseña a superarse. .. Mantiene alta la autoestima. .. Mejora el desarrollo motor y la postura. .. Renueva la motivación. .. Produce un efecto distractor y relajante de la cotidianeidad a nivel mental. .. Corta el círculo vicioso del obeso (tensión – excesos en la ingesta – culpa – tensión, etc.). .. Favorece el proceso digestivo. .. Contribuye a la reconciliación del obeso con sus sensaciones corporales. .. Mejora el sueño. .. Alivia tensiones. .. Es anti-estrés y ayuda a controlar la ansiedad. .. Disminuye el apetito relacionado a estos factores. .. Disminuye la depresión. .. Eleva la calidad de vida. Podemos así coincidir con Stunkard, quien sostiene que el principal efecto del ejercicio físico es realzar la sensación de bienestar, mejorar la autoestima y ayudar a mantener la motivación y la adherencia permanente. Finalmente observemos el factor social.
El obeso se ha adaptado lenta y paulatinamente a las limitaciones que conlleva su estado. Y esto a todos los niveles. Por ejemplo, destina dentro de sus posibilidades económicas un dinero para trasladarse cómodamente (remises, taxis, coche propio) ya que le es muy dificultoso utilizar los medios de transporte masivos. Veamos otro ejemplo. Sale menos de vacaciones para evitar ser visto, sobre todo en la playa. Es decir que por vergüenza empieza a circunscribir sus actividades dentro de un radio cada vez menor donde logró acomodarse y evitar el sufrimiento que significa la discriminación de que es objeto actualmente en nuestra sociedad y su autodiscriminación. Todo esto lo lleva a un aislamiento que contribuye a aumentar la depresión y la baja autoestima, a nivel psicológico; pero también a disminuir su gasto energético ya que saldrá de su casa sólo lo indispensable.
Por esto el realizar cualquier tipo de ejercicio físico fuera de su hogar hará posible la creación de nuevos amigos y esto cortará el siguiente círculo vicioso: obesidad – aislamiento – depresión – aumento de la ingesta (carbohidratos y grasas) – aumento de la obesidad. Es beneficioso también que los miembros de la familia realicen juntos algún tipo de actividad, ya que mejora la comunicación, las relaciones y facilita la continuidad. Por ejemplo, promover en los chicos los juegos al aire libre regalándoles una raqueta, una pelota o patines en vez de juegos para la computadora y compartir con ellos la actividad. Soluciones Se puede encarar la lucha contra la obesidad desde dos ángulos diferentes: .. La prevención... La acción. A nivel preventivo debemos considerar dos caminos diferentes: el deporte escolar y la influencia de la mujer en el ámbito de la familia. El deporte escolar. Las bases del futuro ser humano se van a forjar en edad escolar. Si un niño o un adolescente hizo del deporte un hábito, es muy difícil que lo abandone totalmente. O si lo hace, cuando decida volver a moverse, le resultará mucho más fácil cumplir una rutina y mantenerla en el tiempo. Es misión y función de los educadores, dirigentes y padres transmitir a los niños y jóvenes el hábito de disfrutar haciendo deporte. Para ello es aconsejable evitar el estrés que una sobreexigencia puede provocar a nivel de deporte competitivo, ya que esto puede ser fuente de fracaso y abandono del deporte. El eje debe estar puesto en el desempleño y no en el resultado.
Es importante tener esto en cuenta debido a que vivimos en una sociedad de éxito donde todo el tiempo se nos evalúa y hay que rendir en función de alguien que nos está mirando. Esto conlleva una presión que eleva la agresión en búsqueda de la meta, al mismo tiempo que la ansiedad, lo que puede provocar una merma de la motivación y disminución de la autoestima creando así fracasados que evitarán en el futuro el deporte en sus vidas. Por ello es primordial el aspecto lúdico en edad escolar y no tanto el competitivo. La mujer como agente de salud. La mujer es el espejo que refleja las creencias, conocimientos y actitudes en la salud de toda la familia, conformando un estilo de vida. Ella es la intermediaria en el proceso de promoción y prevención de la salud de sus hijos, forjando hábitos de higiene, nutrición y desarrollo psicomotor que prevalescerán para siempre. Si se tiene en cuenta que la mujer es más sedentaria que el hombre, se la debe considerar especialmente como objeto y agente de salud incluyendo la actividad física en los programas de salud orientados a la mujer, ya que los resultados serán doblemente rendidores, porque actúa como agente multiplicador al definir el estilo de vida de su familia.
A nivel de la acción sería sumamente beneficioso la creación de un plan a nivel nacional cuyo objetivo sea el tratamiento de la obesidad. Dicho plan debería contemplar tanto el aspecto médico (estudios preliminares a la admisión al plan) como el nutricional, psicológico, social y de actividad física. Con respecto a este último punto podría crearse una serie de actividades físicas que no incluyan sólo los ejercicios aeróbicos sino también que se instrumente la práctica de deportes de bajo impacto (de manera a evitar el riesgo de lesiones, con el consiguiente abandono del programa). La natación, por ejemplo, es un deporte ideal por el gasto calórico que ocasiona y por la capacidad del obeso de sentirse a gusto y desplazarse con pocas restricciones. El voley y el golf son otros deportes aptos si el grado de obesidad no es muy elevado. La ventaja de la práctica de deportes es la posibilidad de hacerse de nuevos amigos y mejorar así la sociabilidad del sujeto.
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Conclusión
La terapia física es un recurso de gran importancia para el tratamiento y prevención de la obesidad. Su influencia supera el ámbito de lo físico, alcanzando ampliamente los niveles de lo psicológico y social. El avance de un estilo de vida cada vez más sedentario impone tomar medidas preventivas. Es aconsejable orientarlas tanto hacia la edad escolar como hacia la acción de la mujer como agente de salud para su familia. Por otro lado la creación de un plan especialmente dirigido a la población obesa sería de gran valor. Dado que la obesidad es una enfermedad multifactorial, en el programa debería contemplarse los siguientes aspectos: médico, nutricional, físico, psicológico y social. De esta manera el paciente obeso estaría acompañado y guiado en todas las causas que motivan y potencian su enfermedad. Cortesía: https://www.deportesalud.com/
 
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comesano deporte
 
El ejercicio físico mejora la función mental, la autonomía, la memoria, la rapidez, la “imagen corporal” y la sensación de bienestar, se produce una estabilidad en la personalidad caracterizada por el optimismo, la euforia y la flexibilidad mental.
 
Los programas de actividad física deben proporcionar relajación, resistencia, fortaleza muscular y flexibilidad. En la interacción del cuerpo con el espacio y el tiempo a través del movimiento, se construyen numerosos aprendizajes del ser humano. Esta construcción se realiza a través de una sucesión de experiencias educativas que se promueven mediante la exploración, la práctica y la interiorización, estructurando así el llamado esquema corporal
 
En el V Congreso de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria se ha destacado la importancia de la realización de actividades deportivas para el desarrollo físico, psíquico y social. Además, el deporte tiene una gran influencia en la prevención de muchas enfermedades como la obesidad, la hipertensión y la diabetes.
 
Se estima que entre un 9 a un 16 por ciento de las muertes producidas en los países desarrollados pueden ser atribuidas a un estilo de vida sedentario. En el estado de salud de una persona este es un factor fundamental que se combina con otros determinantes importantes como la dotación genética, la edad, la situación nutricional, la higiene, salubridad, estrés y tabaco.
 
Beneficios de del Deporte sobre la Salud Física y Mental de los Individuos:
Sobre el corazón:
Disminuye la frecuencia cardiaca de reposo y, cuando se hace un esfuerzo, aumenta la cantidad de sangre que expulsa el corazón en cada latido.
De esta manera la eficiencia cardiaca es mayor “gastando” menos energía para trabajar.
Estimula la circulación dentro del músculo cardiaco favoreciendo la “alimentación” del corazón. Sobre el sistema circulatorio:
Contribuye a la reducción de la presión arterial.
Aumenta la circulación en todos los músculos.
Disminuye la formación de coágulos dentro de las arterias con lo que se previene la aparición de infartos y de trombosis cerebrales.
Actúa sobre el endotelio, que es la capa de células que tapiza por dentro a las arterias segregando sustancias de suma importancia para su correcto funcionamiento, mejorando su actividad y manteniéndolo sano y vigoroso. Todo esto por una acción directa ya través de hormonas que se liberan con el ejercicio.
Mejora el funcionamiento venoso previniendo la aparición de varices.
 
Sobre el metabolismo:
Aumenta la capacidad de aprovechamiento del oxígeno que le llega al organismo por la circulación.
Aumenta la actividad de las enzimas musculares, elementos que permiten un mejor metabolismo del músculo y por ende una menor necesidad de exigencia de trabajo cardíaco.
Aumenta el consumo de grasas durante la actividad con lo que contribuye a la pérdida de peso.
Colabora en la disminución del colesterol total y del colesterol LDL (“malo”) con aumento del colesterol HDL (“bueno”).
Mejora la tolerancia a la glucosa favoreciendo el tratamiento de la diabetes.
Incrementa la secreción y trabajo de diferentes hormonas que contribuyen a la mejoría de las funciones del organismo.
Colabora en el mantenimiento de una vida sexual plena.
Mejora la respuesta inmunológica ante infecciones o agresiones de distinto tipo.
Fortalecimiento de estructuras (huesos, cartílagos, ligamentos, tendones) y mejoramiento de la función del sistema músculo esquelético contribuyendo efectivamente en la calidad de vida y grado de independencia especialmente entre las personas de edad.
Disminuye síntomas gástricos y el riesgo de cáncer de colon
 
Sobre el tabaquismo:
Los individuos que realizan entrenamiento físico dejan el hábito de fumar con mayor facilidad y hay una relación inversa entre ejercicio físico y tabaquismo.
 
Sobre los aspectos psicológicos:
Aumenta la sensación de bienestar y disminuye el estrés mental. Se produce liberación de endorfinas, sustancias del propio organismo con estructura química similar a morfina, que favorecen el ” sentirse bien” después del ejercicio.
Disminuye el grado de agresividad, ira, ansiedad, angustia y depresión.
Disminuye la sensación de fatiga. Le da más energía y capacidad de trabajo.
 
Sobre el aparato locomotor
Aumenta la elasticidad muscular y articular.
Incrementa la fuerza y resistencia de los músculos.
Previene la aparición de osteoporosis.
Previene el deterioro muscular producido por los años.
Facilita los movimientos de la vida diaria.
Contribuye a la mayor independencia de las personas mayores.
Mejora el sueño. Cortesía: https://www.deportesalud.com/
beneficios del deporte 3
 
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