Calendario de temporada: qué frutas y verduras comer en abril.

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El despegue de la primavera se refleja visiblemente este mes en la huerta. Es un mes de renacimiento, en el que todo despierta ya vivamente a nuestro alrededor, en el que se despide lo viejo para dar cabida a lo nuevo.
El hígado es el órgano que rige según la medicina tradicional china y, junto a él, la vesícula biliar. Tanto los alimentos ácidos como los de sabor amargo nos ayudarán a propiciar su buen funcionamiento.
Es momento de dejar atrás las comidas más contundentes del invierno e ir cocinando platos más ligeros que nos nutran sin restarnos vitalidad. Sin prisas, gradualmente, como la naturaleza a nuestro alrededor.
Abril 1
 
¿Cuáles son las frutas y verduras de temporada en abril?
Con alguna excepción, apenas queda rastro de las frutas que encontrábamos en otoño e invierno. Una de las que sobrevive muy bien es la naranja, con variedades tardías que ofrecen muy buen sabor, y otros cítricos como el pomelo o el limón.
Sigue siendo también buena época para las frutas tropicales aclimatadas a nuestras zonas más cálidas. Pero la novedad de la temporada son los nísperos, una de esas frutas que hay que disfrutar cuando se ve, porque se queda poco tiempo con nosotros.
Las Fresas y fresones aunque no se ven mucho en nuestro país, se estan sembrando en varias provincias teniendo gran aceptación, y soñaremos con los albaricoques, que según el tiempo llegarán hacia finales de mes o con el arranque de mayo.
Entre las verduras y hortalizas hay algo más de continuidad, pero algunas se despiden definitivamente hasta el año que viene, como los grelos o el cardo. Sigue habiendo buenas coles, achicorias, espinacas, acelgas y apios.
 
Las acederas crecen bien en esta época y, junto al limón y los demás cítricos que aún se mantienen, te aportarán el sabor ácido que tanto agradece tu hígado en primavera.
 
También te ayudarán a cuidar de este órgano achicorias, endibias, rúculas, rabanitos y plantas silvestres como el diente de león, que ahora encontrarás fácilmente.
Puedes incluir estas hojas y los rabanitos en tus ensaladas, en las que aún podrás poner aguacate, espinacas, ajos tiernos y cebollas tiernas y zanahorias.
 
Podrás incluso decorarlas con las primeras flores de la estación, como malvas o violetas. O, por qué no, aportar el toque crujiente de unos guisantes frescos crudos o ligeramente escaldados.
Y es que las vainas están en su esplendor: a los guisantes, las habas tiernas y los tirabeques se suma ahora la judía verde, la verdura reina de este mes y los siguientes.
 
9 frutas y verduras de la estación: ¡incorpóralas a tu menú!
Estas son algunas de las frutas y verduras que se encuentran en primavera en un momento óptimo y encontrarás por la calle a la venta. Inclúyelas en tu compra para asegurarte de que estás consumiendo frutas y verduras de temporada.
1. Zanahoria para la piel.
Es tan familiar que creemos saberlo todo sobre la zanahoria. Por ejemplo, que su color naranja es debido al alto contenido en betacaroteno, que en el organismo se transforma en vitamina A. Y es cierto, pero aún tiene secretos.
La zanahoria contiene poliacetilenos como el falcarinol y el falcarindiol, unos fitonutrientes que son capaces, sumándose a la acción del betacaroteno, de inhibir el crecimiento de las células cancerígenas en el colon.
Además es una hortaliza muy nutritiva que actúa como un bálsamo digestivo gracias a sus propiedades antiinflamatorias y cicatrizantes. Las zanahorias son una buena fuente de provitamina A y vitaminas como la C y el ácido fólico.
Aunque las zanahorias crudas son sanas, la cocción aumenta la absorción del betacaroteno. Puedes prepararlas al vapor, pues conservan mejor el sabor y la textura que si simplemente las hierves, y añadir un chorrito de aceite de oliva virgen extra para potenciar aún más la absorción.
2. Fresas o fresones ricos en hierro y vitamina C
Son más grandes que las fresas y, aunque ahora pueden encontrarse en los mercados durante casi todo el año, es en primavera cuando maduran naturalmente y saben mejor.
Sus escasas calorías y su ligero efecto diurético les han dado fama de fruta depurativa. De hecho, al llegar la primavera algunas personas realizan con ellos una cura de varios días. Pero si son adecuados para depurar es sobre todo porque atesoran valiosos nutrientes.
Los fresones son casi tan ricos en vitamina C como la naranja: 100 gramos cubren toda la que se precisa al día. Esta vitamina mejora la asimilación de su hierro y se acompaña de vitamina K.
Al ser más grandes que las fresas, se prestan más a presentaciones en rodajas como un carpaccio de fruta. Corta las rodajas bien finas y alíñalas con unas gotas de vinagre de módena para acentuar su sabor.
El fresón es una de las frutas con mayor presencia de plaguicidas. Como no se pela, es especialmente importante elegirlos de cultivo ecológico. Y recuerda: cómpralos en su punto y consúmelos enseguida, pues se deterioran rápidamente una vez recolectados.
3. Acedera o Remolacha contra la anemia.
En primavera y verano es posible disfrutar de la acedera, una verdura de hoja poco conocida pero cuya gran riqueza en vitamina C y hierro nos invita a reivindicarla. Una ración de 50 gramos de acedera aporta el 40% de la vitamina C necesaria al día y el 10% del hierro.
Además de estos dos nutrientes ideales para combatir la anemia, la acedera contiene abundante fibra (3%) y se considera depurativa. Comida cruda en la ensalada, proporciona un sabor alimonado muy especial. Este sabor ácido da también un toque de frescor a sopas, purés y tortillas.
Solo una precaución: posee oxalatos, por lo que se desaconseja su consumo si se tiende a formar cálculos renales.
4. Judía verde, la verdura más nutritiva del buen tiempo.
Colesterol fuera, tránsito intestinal sin dificultades y una buena dosis de nutrientes: son las promesas de esta verdura cuya temporada se inicia en primavera y se alarga hasta bien entrado el verano. Una de las pocas legumbres, por cierto, que se consume fresca y con la vaina.
Una razonable ración de 125 gramos de judías verdes aporta el 10% de las necesidades diarias de ácido fólico, el 8% de la vitamina B1 y el 5% del hierro, el calcio y la vitamina A.
Además contiene compuestos antioxidantes como la luteína, un carotenoide que es como un escudo frente a las cataratas. U otros, como la quercitina y las catequinas, que contribuyen también a desactivar los dañinos radicales libres.
Conviene no cocerla en exceso para que conserve mejor sus vitaminas.
5. Naranjas con todo su dulzor y vitamina C.
En primavera, con los naranjos a punto de llenarse de flores e impregnar el aire con su fragancia de azahar, podemos disfrutar todavía de muy buenas naranjas.
Se trata de variedades tardías que en abril y mayo están en temporada, como la navel powel, la navel lane late o la valencia late. Son naranjas dulces y jugosas que permiten despedirse con buen sabor de boca de este cítrico hasta el año siguiente.
Las naranjas no solo son ricas en vitamina C, sino que aportan ácido fólico y vitamina B1. Si se comen enteras, y no en zumo, se aprovecha mejor su fibra, en la que se concentran sus flavonoides. Estos antioxidantes refuerzan la protección de la vitamina C.
6. Cebollas tiernas para tus ensaladas de primavera
El sabor más suave de las cebollas tiernas se debe a que se trata de cebollas recogidas antes de tiempo, cuando el bulbo aún es joven. La primavera es el momento idóneo para ello.
Son algo menos concentradas en compuestos azufrados que las cebollas secas, lo que las hace también algo más suaves y dulces. Precisamente porque son suaves es más fácil disfrutarlas crudas en mayor cantidad y beneficiarse así de sus propiedades diuréticas y antioxidantes.
Se consideran beneficiosas para la salud cardiovascular, respiratoria y articular. Además del bulbo, puedes aprovechar la base verde del tallo de la cebolla tierna. Córtalo en rodajitas finas y añádelo a tus ensaladas o a tus sopas antes de servir.
7. Rúcula o Habichuelas exquisita y digestiva.
A la rúcula, también conocida como oruga o roqueta, no se le hacía caso cuando se la encontraba silvestre en caminos y descampados. Ahora, gracias a su valoración por la alta cocina moderna, y por la italiana y la francesa, sabemos que es una delicatessen.
Hay muchas maneras de disfrutar de la rúcula: en ensaladas con otras hojas, a las que da un contrapunto picante; con tomate y aceitunas; en la pizza o los platos de pasta, añadida justo antes de servir… la rúcula da a los platos un toque de sofisticación y un contrapunto amargo y picante que engancha.
Pero además aporta abundante calcio, ácido fólico, vitamina C y varios compuestos amargos que favorecen la digestión y que ayudan a cuidar del hígado a lo largo de la temporada.
Es una planta muy agradecida para cultivar uno mismo. Si siembras las semillas escalonadamente, podrás disponer de ella casi todo el año. Comprobarás también que en primavera está en su esplendor, pues con el calor de verano puede aumentar su amargor.
8. Nísperos con toda la energía de la primavera.
A partir de abril es fácil ver los nísperos rebosantes de fruta en los jardines y las huertas del Levante peninsular.
Para disfrutar de los nísperos conviene aprovechar estos meses, pues su temporada es fugaz y a mediados de junio ya casi no queda ninguno.
Los nísperos te rehidratan y te ayudan a obtener buenas dosis de vitamina C, lo que se asocia a mayores nivel de energía y un mejor estado anímico. Además te aportan abundante betacaroteno o provitamina A.
Por su aporte de potasio resultan diuréticos, aunque también ejercen un ligero efecto astringente debido a sus taninos, responsables de la sensación de aspereza que dejan en la lengua.
Lo mejor es disfrutarlos al natural, como fruta de mesa, tentempié o en las macedonias, en las que casan muy bien con el kiwi y plátano. Si cultivas un níspero, comprobarás que es un árbol que da mucha fruta en pocas semanas: si te sobra fruta, puedes aprovecharla para hacer mermelada.
9. Brotes de remolacha bien tiernos.
De la remolacha se suele aprovechar la raíz, pero también las hojas, que no deberían desperdiciarse. Cuando compres remolachas, puedes cortar las hojas y saltearlas o utilizarlas hervidas como guarnición, con un chorrito de aceite.
Ahora bien, no hace falta esperar a que la remolacha esté crecida para empezar a disfrutar de sus hojas. Aunque se puede sembrar durante gran parte del año, la temporada de siembra empieza en primavera. Entre marzo y abril se plantan las de verano, pues están listas unos tres meses después.
Mientras las remolachas crecen bajo tierra, se pueden ir recogiendo brotes tiernos de la planta, que dan un delicioso toque terroso a las ensaladas. También podemos aprovechar el impulso natural de la primavera, en la que muchas plantas inician su desarrollo, para iniciarnos en el cultivo o el disfrute de los microgreens.
Para hacerlos tú mismo no necesitas un terreno. Sembrando semillas en tierra en una bandeja y recogiendo las plantas a los dos o tres semanas, cuando solo tienen dos cotiledones, se obtienen unos brotes tiernísimos y muy sabrosos. En el caso de los de remolacha, ofrecen además un vistoso toque de color púrpura.
Las hojas de remolacha aportan fibra, vitaminas B y K, minerales como potasio, calcio y hierro, diversos flavonoides y un antioxidante, la betaína, a la que se atribuyen propiedades de protección cardiovascular.
Abril también es un buen mes para...
... En los días soleados puedes aprovechar asimismo para recolectar ramitas de romero para tus recetas e infusiones.
Y, en los años en los que la primavera arranca con fuerza, los naranjos estarán dando ya sus primeras flores de azahar... Cortesía: https://www.cuerpomente.com/alimentacion/

Ratio: 5 / 5

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