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Camagüey- Las temporadas de verano movían a Teatro del Viento hasta Europa por lo que el dos de junio, día del aniversario, estaba lejos de Camagüey, pero la pandemia rompió la secuencia y hoy el grupo de Freddys Núñez Estenoz celebra el cumpleaños 21 en casa.

“Este tiempo de tranquilidad creativa lo hemos dedicado, entre otras cosas, a concretar eso que los artistas a veces vamos dejando de lado porque la creación nos absorbe mucho. Hemos digitalizado toda la información del edifico y del grupo porque el teatro es algo que muere con el aplauso”, contó el director fundador a Adelante Digital.

Esa documentación visual estará disponible en la sede de la agrupación, el Centro Cultural José Luis Tasende, y en otros espacios de gestión como la Casa de la Memoria Escénica, liderada por Ulises Rodríguez Febles desde Matanzas.

“Este tiempo de otra forma de trabajo ha generado mucha inconformidad creativa y he escrito dos textos. Uno se llama La familia Vinagre, tercera parte de la saga de Aceite+Vinagre=Familia. Cuidando las normas de seguridad, nos vemos con dos y tres actores para reabrir con ese estreno. Es un espectáculo para pasarla bien, para divertirnos, para reír. Necesitamos desestresarnos”, comentó.

Durante la cuarentena terminó el proceso constructivo iniciado en noviembre del 2019, que implicó el cambio del falso techo de la sala Virgilio Piñera, la reparación de su tabloncillo y de esa área de la sala Rine Leal, el sistema de luces y la cubierta según las regulaciones de ese edificio patrimonial.

“Como hace años se cambió el sistema de ventilación, se logró convertir el cuarto de máquinas en almacén de vestuario, y acondicionar un camerino para el segundo piso. Actualmente se labora con el Fondo Cubano de Bienes Culturales en el rediseño del stand de la editorial Tablas-Alarcos, previsto para la venta los fines de semana de publicaciones del universo de las artes escénicas”, añadió.

También recibió mantenimiento la galería Jesús Ruiz, en el lobby del inmueble donde Teatro del Viento radica hace ya siete años, y para el que ya tiene la propuesta visual.

“Reabriremos con una exposición de fotografía dedicada al teatro en la zona oriental de Cuba con 24 instantáneas desde Camagüey hasta Guantánamo. Es el fin de la galería Jesús Ruiz ser una suerte de vitrina que muestre el teatro que a veces no conocemos, y más siendo Camagüey una ciudad donde se realiza el festival de teatro más importante de Cuba”, enfatizó.

Freddys prepara con la escritora, poeta y dramaturga Yoandra Santana dos antologías del teatro camagüeyano, una de las cuales incluirá textos bocetados aquí por Virgilio Piñera, y parte de la historia del patrimonio arquitectónico asociado a los inmuebles por un estudio de Manuel Villabella, figura por vindicar.

“Iniciamos el proceso de solicitud oficial del cambio de nombre del centro cultural. Queremos que se llame Manuel Villabella, alguien que dio tanto a la cultura teatral y a la cultura toda de Camagüey. La familia donará su biblioteca y su archivo personal. Villa no ha tenido los honores que llevaba y murió en pleno Festival de Teatro. El centro donde trabajó, donde dirigió obras, donde fue asesor merece su nombre. Suena muy hermoso Teatro Villabella”, argumentó.

Además confirmó el seguimiento de proyectos de investigación de sus actores, pues dispone de los trabajos de diploma de Miriela Álvarez Guerrero, Anaisi Rodríguez y Aracelia Basulto, egresadas de Estudios Socioculturales, el suyo como teatrólogo y el casi listo estudio de recepción en Cuba, Italia, Austria y Alemania, asumido por Jennifer Marian para licenciarse en Comunicación Social.

“Análisis y mirada de un grupo en el viento es el título de mi tesis porque el viento es una suerte de movimiento. Recoge ese movimiento creativo del grupo y su capacidad de transformarse de acuerdo a las necesidades de consumo artístico de la población sin hacer concesiones, sobre todo teniendo en cuenta lo importante de mantener un público en la sala”, enfatizó.

Freddys sostiene que la trilogía de Los caballeros de la mesa redonda, Abdala, un héroe del XXI y Working sin progress, marcó la consolidación de su estética desde el entrenamiento, la labor creativa al interior del colectivo e individual, la coexistencia de generaciones y la permanencia casi total de los fundadores.

“Teatro del Viento se funda el dos de junio de 1999. Los primeros años son de exploración, y después, de una segunda oleada donde se empiezan a sedimentar presupuestos estéticos que definen la imagen del grupo. Hacemos teatro de arte, que son las obras que buscan, y también un teatro popular que intenta mantener a la gente común cerca de la creación artística”, concluyó.

Por Yanetsy León González / Adelante

Foto: Leandro Pérez Pérez/ Adelante