Pasiones de museóloga

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Camagüey- Es pasional. No encuentro otro rasgo para comprender mejor los alcances de su inteligencia y de su espiritualidad. A Annerys Fernández Mendoza se le da natural lo de contar las historias de los objetos. Sabe imaginarlas porque investigar para ella resulta una función vital.

Veinteañera entró al Museo Provincial Ignacio Agramonte como especialista principal del departamento de investigaciones, y allí sigue aplatanada, rebuscando pistas con el olfato de la experiencia, y tratando de inventar colecciones como memoria también de su tiempo. De hecho, gracias a ella, las postales fueron declaradas museables.

 

“Cuando estudié Historia en la Universidad de La Habana, la Museología era una asignatura obligatoria. Mi primer contacto práctico fue en el Museo Napoleónico. Me pusieron a investigar una mesa relacionada con la Revolución Francesa. Sigue expuesta. Allá conocí figuras interesantes como Gema Pérez”, recuerda.

 

Al graduarse en 1988 fue ubicada un año en el Museo de Florida: “Había un trabajo pendiente. Su historia de la lucha clandestina debía estar en diciembre. Me lancé a entrevistar a los combatientes y en tres meses lo logré. Ahí nace uno de mis primeros amores con la museología: la investigación. Cogí mención en el Encuentro Provincial de Investigadores del Patrimonio”.

 

La reapertura de la institución floridana prácticamente coincidió con sus 30 años de trayectoria profesional: “Me reencontré con veladoras que me sentaban en las piernas porque yo era la niña del museo. Allá aprendí inventario y sistema de la documentación, a crear nuevos modelos con María Eugenia Rodríguez, quien después fue mi subordinada aquí”.

 

La entonces directora de Patrimonio en la provincia, Magalis Sotomayor, le propuso dirigir el Museo de Jimaguayú, donde además investigó y empezó a hacer animación cultural. En 1992 vino para el Provincial y amplió el vínculo como especialista para los territorios a partir del ordenamiento científico establecido por el naciente Centro de Estudios Nicolás Guillén.

 

“Con Magalis hago el evento Sesión Científica de Museos para que el museólogo más humilde no tuviera miedo de presentar su tema. Un ejemplo fue el de Céspedes con sus investigaciones. Trabajar por líneas resultó una clave de éxito. Se logró, por ejemplo, que todos los municipios abordaran la arquitectura local”.

 

Annerys ha insistido para que en los guiones esté la arquitectura y el ambiente interior. A partir del ´94 se relacionó con el montaje de artes decorativas y visuales: “Un segundo amor es la curaduría. Se tiene la falsa idea de que solo es de arte. El hecho curatorial es de todo. Viene de curar colecciones de museo. Tengo una investigación titulada Museografía de pobres porque si esperas lo ideal nunca abres. Lo primero es que el público disfrute y que el patrimonio esté vivo. Para eso tiene que estar expuesto con dignidad. La museografía cubana ha ganado mucho al hermanarse con el diseño cubano actual”.

 

Dos buenos ejemplos son las salas República e Independencia, la primera lograda entre el 2005 y el 2008, y la segunda en el 2013: “Mi pequeño equipo del Museo ha brillado con luz propia. Muchos proyectos se deben a ese trabajo leal. Somos hijos de la Maestría en Cultura Latinoamericana y de la Maestría en Conservación del Patrimonio Edificado. Ambas nos estimularon una visión distinta y un resultado como la sala Independencia, que gusta tanto”.

 

Su otro gran empeño ha sido el manejo de los fondos documentales: “Pude desarrollarme porque caí en el Museo Provincial. Tenía grandes maestros, colecciones y la tradición de dar servicio a los investigadores. Me di cuenta que merecía otra mirada. Impulsamos un cambio dentro del manejo del archivo”.

 

Ella califica de loable el Reconocimiento Especial otorgado por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural a tres museólogos: “Hay una zona de silencio con el trabajo de los museólogos y de los bibliotecarios. La museología es una ciencia difícil y la hacen personas apasionadas como Leonardo Pareta, Ana María Pérez Pino, Manuel Fernández, el insigne Mario Aquiles Betancourt o Mariana Betancourt Garay, quienes no esperaron nada a cambio. He estado rodeada de personas con mucha profesionalidad en Cuba entera. Mi generación retribuye esa enseñanza y trata de inculcarla a las nuevas generaciones. Lo estamos logrando”.

 

Escucharla también llena de gratitud por la obra inmensa y la capacidad para sortear incomprensiones, dolores por pérdidas de colecciones y por museos cerrados. Son aristas por vindicar de una museóloga llena de proyectos.

 

“En diciembre mantendremos el Encuentro de Investigadores del Patrimonio, que dedicaremos al arquitecto Oscar Prieto. En cuanto a las colecciones, debemos abrir la parte dedicada a la Guerra del ´95. También palpables son las salas Camagüey y Revolución. Quedan proyectos truncos mientras no se salde la deuda con el Museo, de otro edificio que compense su espacio. Crear colecciones nuevas es uno de mis anhelos”.

 

Por Yanetsy León González/ Adelante

Foto: Archivo

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