Los códigos perdidos de las pinturas rupestres de Camagüey

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Camagüey- Señalar en qué medida se desarrolló la cultura indígena al abrigo de las cuevas, o qué representaron éstas es tarea siempre difícil para la arqueología y la antropología; sin embargo, pictografías y petroglifos dejados en las mismas constituyen puertas gráficas hacia el conocimiento de aquellas comunidades cuyos conceptos de sociedad, lenguaje, entorno y relaciones hombre-Naturaleza difieren de los iguales conceptos en el hombre moderno.

Partiendo de ese concepto llegamos a la suposición de que las pinturas rupestres deben tener una función utilitaria más que artística. Las vasijas que modelaban, la piedra que pulían o sus dibujos parietales no cumplían un objetivo meramente espiritual, sino que junto a la belleza del estilo añadía su utilidad.

 

Es necesario señalar que en Camagüey, salvo las pictografías de las cuevas de Matías y Los Generales, en la Sierra de Cubitas, donde se plasman de forma concreta acontecimientos que estaban teniendo lugar (en Matías una danza ritual y en Los Generales el paso de los conquistadores españoles), el resto de los trazos son círculos, rombos, cuadrículas, líneas esquemáticas absolutamente indescifrables.

 

¿Por qué unas imágenes fueron reproducidas más o menos fielmente y en otras se utilizaron figuras esquemáticas? ¿Desarrollo cultural o impacto anímico?

 

Al referirnos al tema de los colores en las pictografías de nuestra provincia, puede asegurarse que los mensajes plasmados en negro tienen un distinto significado informativo, ideográfico o religioso a los elaborados en color rojo.

 

Las pictografías en negro, por ejemplo, como las de Los Generales, nos alertan el peligro de personas extrañas en la región, de una incursión armada donde hay hombres a pie y a caballo (animales que no conocían y que apenas podían reproducir en movimiento). De todas formas aquellas figuras concretas de hombres y mujeres poseen una interpretación objetiva porque se encuentran tal y tan al natural que resultan obvios, pero las otras figuras, las esquemáticas, pudieran tratarse de combinaciones simbólicas para conformar una palabra, una oración, tal y como dividimos nosotros nuestro idioma en sílabas.

 

Partamos del hecho de que el lenguaje indocubano era bastante amplio, tanto, que sus habitantes eran capaces de comunicarse verbalmente con los pobladores de otras islas del Caribe o tal vez de regiones de la cuenca del Golfo, ventajas que, como se sabe, utilizó Cristóbal Colón en sus inicios para servirse de ellos como intérpretes, o sea, que el indocubano mantenía una lengua activa e interrelacionada, aunque el problema llegaba a la hora de plasmar gráficamente sus ideas.

 

Por Eduardo Labrada Rodríguez / Adelante

Foto: Leandro Pérez Pérez / Adelante

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