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El ingenio y voluntad de los buenos profesionales de la salud se reproducen en cada uno de los servicios del Hospital Oncológico María Curie, de esta ciudad, en medio del acrecentamiento de las restricciones del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos hacia Cuba, y de la actual pandemia de la COVID-19.
Bien lo reconoce Iraida La Guarda Vidal, de la provincia de Las Tunas, cuando resume la esmerada atención brindada en la institución camagüeyana a su esposo Ricardo Marrero Mora, quien fue diagnosticado con un adenocarcinoma prostático en mayo del calendario anterior.
La tunera resaltó la labor de médicos, enfermeras y demás trabajadores del mencionado centro, donde su cónyuge permanecerá ingresado hasta cumplir un largo esquema con varias sesiones de radioterapia.
A pesar de la escasez de fármacos por la imposición del cerco norteamericano y la incidencia de la COVID-19, es gratificante ver la preocupación del personal del hospital, desde el mismo momento en el cual nos informan sobre cuándo debemos viajar a Camagüey para recibir la terapia, añadió.
Similares historias se repiten en el María Curie, adonde igualmente acuden personas de esa provincia, de Ciego de Ávila, de Sancti Spíritus, de Granma y de otros territorios, además de la propia región agramontina, pese a las trabas determinadas por la cruel política sostenida durante cerca de seis décadas por las administraciones de la nación norteña.
El joven doctor Adriel Mederos Matos, jefe del servicio de Oncología Clínica, ilustró las afectaciones originadas en los últimos años, a partir de la estrategia del imperio, específicamente en la aplicación de la quimioterapia, otra de las líneas terapéuticas empleadas contra el cáncer.
La atención al paciente no depende solamente de la disponibilidad de los medicamentos citostáticos con acción antitumoral, sino que también está subordinada a otros de soporte, imprescindibles para poder administrar ese tipo de tratamiento, explicó.
De no contarse con alguno de los preparados, a lo cual se une en ocasiones la falta de insumos médicos necesarios, no puede suministrarse, pues el enfermo no debe someterse a una terapia cuyo riesgo supera el beneficio esperado.
Algunos de esos fármacos los producen empresas biofarmacéuticas cubanas, pero las materia primas se importan, sin mencionar que otros citostáticos son adquiridos en el exterior del país, y ahí están presentes las limitaciones del bloqueo, refirió el especialista de primer grado en Oncología.
Aun así continuó ofreciéndose la asistencia durante el 2020 y las afectaciones fueron solo parciales para algunos pacientes, acotó el galeno, y alertó que el hecho de no aplicarse un tratamiento implica, sobre todo, que el tiempo de recaída del padecimiento se acorte luego de realizarse una cirugía exitosa, por ejemplo.
Dotado en calendarios precedentes de moderna teconología como un equipo de cobalto, uno de radioterapia superficial y otro de braquiterapia, el departamento de Radioterapia del María Curie sufre igualmente los embates del cerco estadounidense, especialmente en la adquisición de elementos requeridos para el desarrollo de los tratamientos.
Como una de las manifestaciones de la hostil política sobresale la imposibilidad de renovar los componentes del equipo de teleterapia con más años de explotación en el centro, el cual sigue funcionando por debajo de su capacidad gracias al ingenio de los electromédicos, expresó René Madruga Torres, jefe de esa área.
En el poco acceso a medios indispensables al momento del diagnóstico de las neoplasias malignas, determinado por la estrategia yanqui, está otra de las limitaciones existentes en la unidad asistencial, sin embargo, como en todas las circunstancias los profesionales llegan a crecerse para brindar una atención de calidad.
A 65 años de fundado, el Hospital Oncológico no detiene su quehacer y, al mismo tiempo sus protocolos de trabajo están en correspondencia con las indicaciones dispuestas para enfrentar a la pandemia, en aras de proteger a los pacientes por considerarse un grupo vulnerable a la COVID-19. Cortesía: http://www.acn.cu/salud/76279-ingenio-y-profesionalidad-en-hospital-oncologico-ante-el-bloqueo-de-ee-uu-fotos?fbclid=IwAR2sZc1lxqhbXZKwvn9o7oHRX4CVMhHkEWgl0MNoY9pj1_rYpUc1ZJN1xxs
Muchas veces sin la posibilidad de acceder a los tratamientos más avanzados, los pacientes con enfermedades cardiovasculares en Cuba sufren las consecuencias del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos al país caribeño, pese a las garantías y esfuerzos del Ministerio de Salud Pública.
Los efectos del cerco norteamericano son palpables en la especialidad de Cardiología por la carencia de insumos necesarios para efectuar determinados procederes, comentó a la Agencia Cubana de Noticias el doctor Ángel Esteban Miranda Fragoso, subdirector clínico del Hospital Universitario Manuel Ascunce Domenech, de esta ciudad.
La colocación de marcapasos y otros dispositivos implantables como los cardiodesfibriladores automáticos y resincronizadores, se dificulta, sobre todo, ante la necesidad de comprarlos y trasladarlos desde mercados alejados en Asia y Europa, por la imposibilidad de obtenerlos en Estados Unidos, potencia más desarrollada al respecto desde el punto de vista médico y también más cercana geográficamente a Cuba.
El encarecimiento del precio de los aparatos está determinado por la inexistencia de un libre comercio con la nación norteña, aunque algunas de las empresas tienen en determinada porción acciones norteamericanas, o son muy sensibles a recibir sanciones de ese gobierno porque simplemente intercambian con la Mayor de las Antillas, abundó el galeno, especialista en cardiología.
Renunciar a los dispositivos mencionados implica no contar con los medios más avanzados para enfrentar enfermedades como la insuficiencia cardíaca, los trastornos del ritmo y las arritmias ventriculares, que conducen a la muerte, especificó.
A su vez, lamentablemente hay quienes llegan a estar a la espera, incluso durante meses, porque no se dispone de las válvulas protésicas sustitutas de las naturales mitral y aórtica, las cuales en algún momento pierden su propiedad biológica y capacidad funcional, y provocan padecimientos que comprometen la vida del paciente.
La nación norteamericana es la principal productora de las endoprótesis, dispositivos con diferentes medidas de acuerdo a cada persona y, aunque son muy caros, en Cuba se ponen de manera gratuita, con una alta demanda del número de intervenciones quirúrgicas de ese tipo, señaló Miranda Fragoso.
En las limitaciones derivadas de la cruel política está la repuesta a la interrogante de los pacientes de por qué no existe un centro cardioquirúrgico en cada provincia, sin embargo, funciona la red cardioquirúrgica dividida entre las regiones occidental, central y oriental.
El recrudecimiento de la estrategia mantenida por las administraciones estadounidenses impacta en la disponibilidad de piezas de repuesto o la renovación de equipos para el diagnóstico como los ecocardiógrafos y, como sucede en otras instituciones asistenciales del país, los dos existentes en el Centro de Atención Cardiovascular del Manuel Ascunce Domenech están rotos.
Por su parte, llega a afectarse con el bloqueo la adquisición de equipamiento y medicamentos para pacientes en la terapia intensiva, y la realización de la gasometría e ionograma, empleados para conocer sobre el medio interno de los ingresados bajo esos cuidados, entre otros ejemplos.
Los profesionales de la Salud Pública en la Mayor de las Antillas revierten a diario las afectaciones ocasionadas durante cerca de 60 años por la imposición del cerco económico, comercial y financiero del gobierno norteamericano, el cual impacta también en otros sectores como la educación, el deporte y el transporte. Cortesía: http://www.acn.cu/salud/