¿Qué se debe hacer? ante una crisis de epilepsia.

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Aquí te dejamos la Actuación frente a las crisis de Epilepsia, como se debe proceder, como no y cómo enfrentarse a la enfermedad.
¿Qué se debe hacer?:
Lo ideal es tratar de poner a la persona en el suelo, porque si no terminará cayendo por sí misma con el consiguiente riesgo de lesión.
Si el enfermo ya se está medicando, lleva siempre consigo unas pastillas, tabletas o similar y ha informado de ello a los que se encuentran con él en el momento del ataque, habrá que introducirle el fármaco en la boca antes o después de que se produzca la crisis (durante la crisis no tiene sentido porque el proceso digestivo se detiene).
Hay que tener mucho cuidado al acercarse al enfermo, porque incluso estirado en el suelo despliega una fuerza inconsciente fuera de lo normal y puede dar golpes con cualquiera de las extremidades.
Se deben apartar de inmediato todos los objetos que puedan estar a su alrededor, porque podría alcanzarlos y golpear o golpearse con ellos.
Para que no se golpee la cabeza contra el suelo durante las convulsiones, se le puede colocar debajo de la nuca un almohadón, o bien una prenda de ropa doblada.
No hay que tratar de trasladar a la persona mientras sufre el ataque. Lo mejor es esperar a que pase. Si las convulsiones se prolongan más de cinco minutos, o se sabe con certeza que se trata de una persona diabética o embarazada, lo que se debe hacer es avisar a una ambulancia. Una vez superado el ataque epiléptico, el enfermo no recordará qué le ha pasado y se sentirá muy confuso; no hay que dejarle solo, porque es posible que no recuerde dónde está o dónde vive.
07Epilepsia
 
¿Qué no se debe hacer?:
No es necesario realizar respiración artificial.
Los cambios de coloración de la piel se producen a causa de la reactividad de los vasos cutáneos.
No hay riesgo de que el niño se ahogue con su lengua. Los ruidos se deben a la falta de coordinación de la respiración y al aumento de secreciones.
No se debe sacudir o golpear al epiléptico.
La crisis comienza y se interrumpe de forma espontánea.
No hay razón para frotarle la frente con alcohol. Esta medida no tiene ninguna utilidad para controlar las crisis convulsivas, y en cambio se corre el riesgo de que se produzcan lesiones químicas si el alcohol entra en contacto con los ojos.
No es útil administrarle medicamentos por la boca. El epiléptico está inconsciente, el mecanismo para tragar está falto de coordinación en ese momento. Además, los medicamentos anticonvulsivos no hacen efecto inmediatamente; los cambios en el control de las crisis se aprecian cuando los fármacos ya han llegado a la sangre en cantidades suficientes y tras 7 días como mínimo.
Pasada la crisis no se necesita ningún sedante. Una vez que el epiléptico deja de convulsionarse y está dormido, ya no es necesario. Los medicamentos que se usan para interrumpir las crisis son sedantes de acción corta (su efecto dura entre 20 y 40 minutos), por lo que una vez pasada la crisis no tienen utilidad.
¿Cómo enfrentarse a la enfermedad?
Aspectos psicológicos:
El primer ataque epiléptico suele ser un duro golpe para la persona y para sus familiares desde el punto de vista psíquico. Sin embargo, este primer efecto puede reducirse si el enfermo cuenta con el apoyo necesario. La intervención del especialista en Nneurología, con una atención personalizada y un diagnóstico adecuado que tengan como finalidad educar sanitariamente al paciente sobre el trastorno son de vital importancia.
La información bien transmitida sobre lo que le pasa le ayudará a comprender, asimilar y, finalmente, ser capaz de controlar la repetición de los ataques. El paciente tiene que exigir esta información y dejar bien clara su intención de colaborar. La finalidad última de todo esto es conseguir una calidad de vida lo más alta posible y, con ella, la autosuficiencia que al principio parece que se ha perdido. La persona afectada no tiene que avergonzarse ni dudar en pedir ayuda a un psicólogo o a un psiquiatra. Este otro tipo de asistencia médica puede ser tan imprescindible como la del médico especialista.
El domicilio de un epiléptico, así como otros lugares que frecuente, deberían estar mínimamente adaptados:
Una medida de precaución sería proteger las esquinas de los muebles con espuma para que no pueda golpearse con ellos durante un ataque.
La cocina y el cuarto de baño son lugares donde casi siempre hay objetos cortantes y superficies muy duras, como el mármol. Por eso es importante eliminar o tener guardados objetos con los que pueda dañarse, utilizar cubiertos de plástico siempre que sea posible y evitar que el suelo esté mojado o resbaladizo (manchas de aceite, jabón derramado, etc.).
Es recomendable que las puertas del baño se abran hacia fuera, en lugar de hacia dentro, para que, en caso de que la persona caiga contra la puerta, los demás puedan abrirla.
También es recomendable no cerrar la puerta del baño; como alternativa, se puede colocar un cartel en el que ponga "ocupado".
Las alfombras pequeñas y los objetos tirados por el suelo pueden hacerle resbalar durante un ataque, o bien provocarle una caída que desemboque en un ataque.
Cuando se realicen actividades deportivas, se debe evitar hacerlas en los momentos más calurosos del día y protegerse siempre la cabeza con casco para evitar daños. Algunas actividades, como la natación, deben practicarse con otras personas alrededor.
Para evitar acalorarse, es necesario utilizar escales mecánicas o ascensores en el metro o edificios. Si hace demasiado calor, se recomienda no salir a la calle sin compañía.
En el lugar de trabajo también hay que mantener unas normas de seguridad adicionales. El personal de la empresa debe estar informado del problema de su compañero o compañera.
Expectativas para el afectado:
El desarrollo de los trastornos epilépticos depende de muchos elementos, desde la edad en que empiezan, hasta la rapidez con que se detectan y el tratamiento que se recomienda. Algunas formas de presentación de los ataques son realmente leves y llegan a desaparecer. Otras, que pueden considerarse algo más serias, no desaparecen, pero sí permiten llevar una vida prácticamente normal con un control regular mínimo.
Asimismo, también es importante el tipo de lesión cerebral que provocan las convulsiones y demás síntomas. El hecho de presentar ataques más o menos frecuentes no quiere decir necesariamente que la lesión que se tenga vaya a empeorar a causa de los mismos. La mayoría de las veces la gravedad de la epilepsia está en la propia lesión cerebral. Aun así, la historia de la enfermedad de la que los médicos disponen reúne los conocimientos necesarios para saber con certeza qué clase de epilepsia sufre un paciente y cuál es el mejor método de tratamiento. Cortesía: https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/
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