Camagüey, 28 ene.- Hoy nuevamente renace la luz más universal de Cuba: José Martí, de quien conmemoramos esta vez el aniversario 169 de su natalicio.
Inspirador y autor intelectual de la lucha libertaria en la mayor de las Antillas, intransigente revolucionario de su amada nación y ferviente escritor de prosa y verso, su legado traspasa los lustros para germinar siempre en nuevas generaciones de cubanos.
Así se mantiene vivo, está latiendo en el pueblo, como símbolo de amor, identidad y altruismo, porque dejó sus cimientos al preparar la Guerra Necesaria.
Esa contienda la hizo convencido de que sólo con las armas lograría Cuba la emancipación de España, por lo que se dedicó a organizarla con gran espíritu de combate y sacrificios personales, que impulsó con al fundar el Partido Revolucionario Cubano, cuyos cimientos nos acompañan en nuestros días.
Sus labores patrióticas las alternó con su pasión por el Periodismo, en que incursión y donde obtuvo renombre, incluso en varias naciones del continente latinoamericano.
Su pluma exquisita, valiente y lírica también se vertió en el periódico Patria, que fundó como órgano del Partido Revolucionario Cubano.
Su perenne manantial de sapiencia en tantos ámbitos quedó en discursos políticos, artículos, textos dedicados a los niños, cartas a sus hermanas, y mucha prosa que constituye hoy obra de arte, su legado y trascendencia revolucionaria.
El fulgor apasionado por la defensa de la Patria y la incansable voluntad de ver a Cuba independiente y soberana se multiplica en los infantes y pioneros desde las aulas, se aclama en centros laborales e instituciones, y revalora con la madurez de los años.
Cada generación rinde homenaje al Apóstol de la Independencia de Cuba, pero no sólo en el día de su natalicio o en la jornada en que trascendió a la inmortalidad, sino desde la cotidianidad, con acciones de bien común en la sociedad.
Es entonces Martí para hoy y todos los tiempos un asidero de humanismo, un incentivo de amor patrio, y ejemplaridad.
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