Camagüey, 7 abr.- En esta jornada recordamos a una de las mujeres más tiernas y luchadoras de la Revolución cubana, la Heroína de la Sierra y el Llano, Vilma Espín Guillois, en el aniversario a noventa y dos años de su nacimiento en Santiago de Cuba.
En esta una jornada de remembranza donde vuelve el recuerdo de una sencilla y dulce mujer, combativa, audaz y valiente que, desde la Universidad de Oriente, inició la lucha contra la injusticia social y tuvo una vida consagrada a Cuba y a la emancipación de la mujer.
Ingeniera química de profesión, compañera inseparable del Comandante Raúl Castro Ruz, y madre de sus cuatro hijos, no puso fin a su lucha con el triunfo revolucionario, sino que, apenas empezaba en 1959 el proyecto social en la mayor de las Antillas, Vilma se dedicó por entero a las féminas y familias, una causa que condujo mientras vivió y hoy lleva la impronta de su ejemplo.
A ella se le recuerda en la construcción de escuelas y hospitales, en la edificación de hogares, la batalla por mejorar las condiciones de vida de las hacedoras de esperanza con derechos a estudiar, trabajar y superarse, en la atención a los ancianos, en la sonrisa agradecida de los infantes, y en la fortaleza de una organización que presidió por 47 años, la Federación de Mujeres Cubanas, corazón y pujanza vital que encarna a la infatigable y por siempre digna mujer cubana.
Hoy su sencillez y calidad humana vive y se multiplica en las profesionales de la Salud, en diferentes frentes sociales, en los círculos infantiles que con tanto amor creó, en la producción de alimentos, la zafra azucarera, en la sabia de las científicas e innovadoras, en las dirigentes de importantes procesos productivos y de la propia organización femenina.
En el encanto hogareño de las amas de casa, todas agradecidas de la inagotable sabiduría y ternura de Vilma, la misma que tiempo después de graduarse dejó a un lado la Ingeniería química para entregarse en cuerpo y alma a la lucha por la verdadera revolucionaria antes y después del triunfo del primero de enero de 1959, tanto en la nación como en tribunas internacionales.
Por eso a Vilma, y a Fidel que tanto la apoyó, le debemos que hoy las féminas puedan ocupar el lugar merecido dentro de la sociedad cubana, continuar la lucha por la equidad y con su ejemplo vivo y activo seguir siendo una Revolución dentro de la Revolución.
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