Masones de Camagüey

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Camagüey- Los masones son, por naturaleza, discretos, pero también salen a la calle y ante la imagen que proyectan es difícil permanecer indiferentes. Recientemente, varios hermanos de la ciudad de Camagüey retomaron la peregrinación al parque Joaquín de Agüero, liderada por la logia homónima de ese mártir.

Estaba suspendida por la pandemia de COVID-19, pero es una práctica habitual desde la regularización de esa asociación fraternal en 1951. Hay una foto antigua donde consta aquel principio del homenaje en el lugar de la otrora sabana de Méndez, donde fue fusilado quien protagonizó en 1851 el primer levantamiento armado de cubanos contra el poder colonial español.

 

Joaquín de Agüero y Agüero nació en Puerto Príncipe, actual Camagüey, el 15 de noviembre de 1816. Lo asesinaron junto a sus compañeros Tomás Betancourt, Fernando de Zayas y Miguel Benavides. Se cuenta que en señal de luto las principeñas cortaron sus cabellos, y que muchas familias abandonaron la región, algunas para siempre.

 

La actividad masónica ha estado vinculada a la revolucionaria, como demostró el historiador Eduardo Torres Cuevas al investigar la causa independentista de 1868 desde la conspiración generada por el Gran Oriente Cubano y de las Antillas (GOCA). Basta mencionar que de los 76 alzados el 4 de noviembre en Las Clavellinas, 72 eran de la logia Tínima 16. Contaba entre sus miembros aSalvador Cisneros Betancourt e Ignacio Agramonte Loynaz.

 

Por esa vocación patriótica, los masones han impulsado obras conmemorativas, como ese monumento a Joaquín de Agüero y Agüero, una placa cerca de la estatua ecuestre de Ignacio Agramonte y el busto de Antonio Maceo en la plaza nombrada como el Titán de Bronce, entre muchas otras de impacto y como fruto de la contribución social con las colectas de sus miembros.

 

Sin vítores, aunque tampoco en absoluto silencio, la peregrinación del pasado domingo recorrió la avenida de los Mártires desde el Museo Provincial Ignacio Agramonte hasta el parque del homenaje. Incluyó la ofrenda floral y un discurso a la memoria de los patriotas, y por la continuidad del legado en las generaciones más jóvenes.

 

Según Miguel Luis Noguera Palmero, Venerable Maestro de la logia Joaquín de Agüero y Agüero, emprenden varias peregrinaciones en el año, con la dedicatoria a mártires, a fallecidos y al sagrario patrio, esta última, fijada el 23 de diciembre en el Cementerio General por estar estrechamente vinculada a Ignacio Agramonte, héroe epónimo de Camagüey.

 

En la ceremonia pública portaban mandiles. Otros atributos indicaban los grados filosóficos según las jerarquías. Los detalles en cada pieza entrañan una carga simbólica tremenda. De hecho, masón significa albañil porque sale de los grandes maestros de obra, quienes inculcaban a los alumnos secretos para construir monumentos. Metafóricamente, un miembro de esta fraternidad construye desde el ámbito de la moral, la educación, el civismo.

 

De hecho, la bandera cubana es un símbolo masónico, aunque predomine una interpretación laica. Era anexionista y al usarla Joaquín de Agüero con fines independentistas la convirtió en símbolo patrio, Enseña Nacional aprobada en la Asamblea de Guáimaro de abril de 1869.

 

“Para nosotros son importantes tres cosas: el honor, el conocimiento y la búsqueda de la verdad”, añadió Noguera Palmero en diálogo con Adelante, y enfatizó en que si bien es selectiva y por tradición ha sido masculina, además tiene presencia de la mujer en agrupaciones adjuntas.

 

“Tratamos de que se vista, se actúe y se haga lo correcto en la vía pública porque lo traspolamos a la familia. No se concibe un buen masón que no sea buen padre, buen hijo, buen esposo, buen hermano. Tenemos que serlo como hombres libres y de buenas costumbres, por nuestro juramento de atender a la familia y a la sociedad”, concluyó el Venerable Maestro de la logia Joaquín de Agüero y Agüero.

 

Ese domingo leyó el discurso Oreidis Pimentel Pérez, de la logia Hijos de Tínima, es decir, continuadora de la fundacional de Cisneros y Agramonte. En un aparte con el periódico explicó que en el contexto contemporáneo “en la masonería la masonería no se puede hablar de política ni de religión. Todos somos iguales. Lo que mide al hombre es el mérito y el demérito, y la capacidad de ayudar a tu hermano de fraternidad”.

 

El joven masón dedicó sus primeras palabras a la historiadora Elda Cento Gómez (1956-2019) quien vindicó la figura de Joaquín de Agüero aunque todavía la historiografía cubana actual no lo reconozca como entre los precursores de las gestas mambisas con su declaración de independencia, redactada y aprobada en San Francisco de Jucaral en 1851.

 

Su aporte como investigadora sustenta el proyecto de panteón a aquellos mártires. El monumento funerario se erigirá en la zona más antigua del Cementerio General de Camagüey. En el conjunto estará una respuesta de Joaquín de Agüero a autoridades del gobierno español al interrogarlo por otorgar la libertad a sus esclavos: “Cumpliendo un deber de humanidad y de conciencia”.

 

Además del parque, aquí ostentan el nombre de Joaquín de Agūero un contingente de constructores, una calle del barrio de la Vigía, un distrito del municipio de Camagüey y la logia masónica que desde la discreción y desde el espacio público da lecciones de cubanía y arraigo. Por la manera de comunicarse no cabe dudas de la fraternidad y la vocación por ayudar. El amor, donde quiera que se cultive y se comparta, hace personas mejores.

 

Por Yanetsy León González/Adelante

Fotos: De la autora

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