Cuando el manejo sostenible de tierras llegó a La Gloria

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Camagüey- Un día ella decidió emprender una aventura que le cambió la vida por completo, dejar las comodidades que le ofrecía la ciudad para ir a tomarle el pulso a la tierra, tal y como predijeron sus padres cuando de pequeña se ponía una camisa y comenzaba a desherbar en el jardín. 1 Élida Díaz en su finca La Deseada 1
Sesenta y cuatro años había esperado Élida Díaz Cárdenas para ver su sueño hecho realidad y ni las críticas de su familia ni las miradas escépticas de sus conocidos pudieron hacerla desistir de marcharse al campo. Iba con el presagio de quien sabe que el trabajo diario no cree en imposibles. 
Tanto pudo su empeño que no solo conquistó la tierra de la finca La Deseada, además logró que sus tres hijos, esposo, nuera y nietos la siguieran y encontraran allí una razón de vida.  Mira a su alrededor y con los brazos extendidos afirma: “Yo estoy muy orgullosa de esto y con los 73 años que tengo ahora cada día tengo más ansias de trabajar, porque estoy enamorada de la finca”.2 Yuleidis González Vázquez 1
Para Yuleidis González Vázquez el día comienza cuando aún el alba no ha tocado a su puerta en la finca El Alacrán. Desde las 5:00 am se siente el trasiego de sus pasos dando de comer a los puercos y a las gallinas para luego ir a la CCS Camilo Cienfuegos, de la cual es vicepresidenta hace un lustro. Por las tardes, cuando baja el sol, guataquea la cebolla, el ají o el tomate.
“Del campo me gusta todo”, dice, y cuando empieza a enumerar animales y plantas concluye risueña: “todo me gusta del campo”.
Aunque son de distintas generaciones Élida y Yuleidis comparten un empeño desde hace ocho años: lograr las mejores producciones. Sierra de Cubitas les abrió las puertas y ellas han abrazado La Gloria. Del campo conocen cada secreto y hoy defienden en sus fincas los principios del manejo sostenible de tierras.13 Cultivo de pepino en casa de cultivo de Arsenio
Sostenibilidad y tierra: binomio perfecto
Han transcurrido dos años desde que el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) “Fortalecimiento del sistema integral de buenas prácticas de manejo sostenible de tierras en la comunidad La Gloria para la adaptación al cambio climático” comenzara a dar los primeros pasos en un lugar que ya acumula vasta experiencia en la gestión de proyectos internacionales. 
Desde entonces varios han sido los recorridos de investigadores y especialistas por estos rojos caminos que se funden con el verde de los campos cultivados. ¿El objetivo? Asesorar desde la ciencia el trabajo de campesinos y campesinas. En el proceso, cuenta la M.Sc. Roselia Iglesias Moronta, especialista del CITMA, han conocido historias de vida excepcionales, que hablan de la laboriosidad de hombres y mujeres que apuestan por el desarrollo local y para quienes la responsabilidad no es tarea nueva.8 Cultivo de frijol en La Caridad La Deseada
La Dra.C. Josefa Primelles Fariñas, investigadora titular del Centro de Investigaciones de Medio Ambiente de Camagüey (CIMAC) y coordinadora del PPD, relata los comienzos del proyecto en 2017. “Hubo una selección de las fincas en cuanto a la existencia de un conocimiento anterior y de los líderes de la comunidad, porque sabíamos que eran productores innovadores, muy trabajadores. Teníamos la aspiración de que esas fincas se convirtieran en áreas demostrativas que pudieran servir para el resto de los campesinos de la zona”.7 Sistema de riego por aspersión en las fincas La Caridad La Deseada
Uno de los propósitos esenciales era declarar 100 hectáreas (ha) de tierra bajo el enfoque de manejo sostenible de tierras (MST) y la meta quedó pequeña, pues el trabajo colectivo logró sumar bajo este enfoque 174,39 ha.
Sin embargo, el resultado más significativo fue el diseño e implementación de los planes de manejo sostenible de las ocho fincas que integran el proyecto.
La integración del enfoque de MST y de adaptación al cambio climático unido a otros de sostenibilidad, metodologías y tecnologías basadas en la naturaleza, la agroecología y la gestión de innovación, constituyeron el principal soporte metodológico del proyecto. 
La M.Sc. Roselia Iglesias explicó que “los resultados obtenidos, constituyen una respuesta, a escala comunitaria, de un llamado del país para extender las áreas bajo MST y enfrentar el cambio climático y han contribuido al propósito de avanzar hacia la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de la práctica agrícola de la comunidad rural”.
Primelles Fariña refiere que la identificación de las necesidades de las personas en la comunidad estuvo centrada en la seguridad alimentaria, la sostenibilidad de la práctica agrícola y el acceso al agua en un contexto de cambio climático.12 Cultivo de pepino en casa de cultivo
Para entender la tierra: Planes de Manejo Sostenible
Este viaje a La Gloria es diferente. Josefa, Roselia y Roberto Cabezas Andrade, ingeniero del Instituto de Suelos, regresan con buenas noticias y con el resultado de varios meses de investigación multidisciplinaria, que saben, será de utilidad para quienes se enfrentan al surco cada jornada. Llevan un libro en sus manos, resultado del trabajo colectivo de campesinos de la CCS Camilo Cienfuegos y de científicos del CIMAC, del CITMA, del Instituto de Suelos, de la Delegación de la Agricultura y de la filial del Instituto de Investigaciones de Ingeniería Agrícola (IAGRI). 
“En la medida en que el proyecto avanzaba fuimos organizando una idea que consideramos sustantiva: la necesidad de que en el marco del proyecto de I+D+i en nuestros campos debíamos dejarle a los campesinos su plan de manejo sostenible de tierras”, cuenta Primelles Fariñas, y añade que entienden el MST como la gestión integrada de los recursos naturales, humanos y financieros para que cada sitio produzca hoy y siga produciendo mañana, de modo que no se degrade el suelo ni se contamine el agua, se eviten las plagas y puedan mantener, e incluso aumentar, los ritmos de producción en un contexto de cambio climático.10 Cultivo de cebolla en La Lucha
El aporte mayor radica en que los campesinos tuvieron una participación activa en el diagnóstico. Desde la dirección del proyecto fueron concibiendo la idea de que les quedara ese plan. “Pero no como algo hecho por otras personas, sino como algo hecho por ellos mismos, con la participación de todos los especialistas y expertos. Les quedaba un saber, un conocimiento organizado, con las características de su sitio, el diagnóstico y las acciones de manejo”, señala la coordinadora del PPD.
Para Élida Díaz Cárdenas, productora de la finca La Deseada, “el Plan de MST ha sido magnífico, porque no es lo mismo que tú vayas a sembrar a que te explique un científico cómo se debe sembrar. Aquí mismo nosotros sembrábamos el tomate y nos cayó una plaga. No había forma de eliminarla y ellos nos ayudaron, por eso ya hoy podemos producir. Y cuando una se siente un poco enredada lee el librito o recibe charlas de los especialistas y ya va con mejor preparación”.
Luis Isidoro Leiva Rodríguez, de la finca El Porvenir, coincide con Élida. “Tener el plan de manejo es muy bueno, porque es una guía para nosotros trabajar en la finca. Además, los especialistas nos han aportado literatura sobre el manejo sostenible de tierras”.
Y es que hoy las fincas El Alacrán, La Caridad-La Deseada, Las Mercedes, El Carmen, La Lucha, El Porvenir, La Reserva y El Palmarito exhiben buenas prácticas y tecnologías sustentadas en el MST. Quienes allí producen han logrado la diversificación de la producción agrícola y han introducido variedades más resistentes a las condiciones agro-meteorológicas locales. En 20 ha se aplican tecnologías de mejoramiento y conservación de los suelos, entre las que destacan la aplicación de materia orgánica y abonos verdes.11 Arsenio Díaz González en su casa de cultivo
También se utilizan biofertilizantes y en 21 ha se hace un uso eficiente del agua a partir de la instalación de sistemas de riego por aspersión. Otras acciones incluyen la eliminación de especies invasoras en más de 60 ha, mediante métodos manuales y pastoreo de cabras, para la recuperación de áreas agrícolas y la reforestación con más de 30 ha de posturas de maderables y frutales.
Un recorrido por los predios de La Gloria revela que la innovación también está presente en la implementación de la tecnología para la crianza de cabras en tarima con ordeño mecánico y las casas de cultivo.
La historia de Arsenio Díaz González está, precisamente, ligada a una casa de cultivo. “Por el PPD a mí se me dio una y ya empezamos a trabajar a pesar de las dificultades. Yo preparé la tierra con materia orgánica y fósforo para llenar las cubetas y trasplanté las posturas de pepino, que es el cultivo que estamos iniciando ahora”, narra recordando los inicios de la labor. 
“Los especialistas me han asesorado y me han explicado las formas más adecuadas para trabajar, cómo amarrar las plantas al perchero y la fertilización que debe hacerse. Ya he realizado dos aplicaciones”, dice, y agrega que en el área donde no alcanzaron las cubetas va a preparar canteros para sembrarlos con pepino.
Todos agradecen la capacitación sobre temas tan diversos como el MST, el desarrollo sostenible, las casas de cultivo, la reforestación o el sistema de ordeño de cabras en tarima.
“Los aportes de este proyecto han sido muy buenos porque nos han ayudado materialmente con equipos, tuberías, sistemas de riego, ordeños mecanizados y principalmente con conocimientos. Hemos aprendido bastante”, comenta Eliosmar Collazo Leiva, de la finca El Alacrán.
“Nosotros antes sembrábamos como queríamos y ahora, luego de haber adquirido esos conocimientos sembramos en contorno, en contra de la pendiente y usamos semillas buenas. Empezamos a utilizar el humus de lombriz, estamos preparando el compost y esto representa un beneficio ambiental para los cultivos y un beneficio económico, porque al prepararlo nosotros mismos no lo tenemos que comprar”, explica Collazo Leiva.
Yusleidis González, quien trabaja junto a su esposo Eliosmar dice: “Tengo una cría de chivas en tarima y un ordeño mecanizado gracias al proyecto del PPD. Hice una buena adquisición de chivas de raza Saanen, que son muy buenas productoras de leche y me voy a dedicar a los animales”. 
Ambos señalan que la mejoría de aplicar el enfoque de MST en sus tierras ha sido innegable y que se aprecia en la calidad y el aumento de las producciones.
Ninguno de los dos le teme a la rudeza de las labores agrícolas. Los alacranes, como les llaman en la comunidad, lograron que su trabajo fuera reconocido más allá de las fronteras que delimitan a La Gloria. En 2019 su finca El Alacrán recibió la condición de Tierra Iniciada en MST. 
“Cuando nos enteramos de la noticia fue un orgullo para nosotros y principalmente para el proyecto, porque se ha logrado gracias al apoyo de los especialistas que nos asesoran. Ese es el orgullo de la finca”, explica emocionado Eliosmar.
En la actualidad la comunidad y los especialistas trabajan para que otras fincas con resultados palpables pueden optar por ese reconocimiento.
Rosa Espinosa Rojas, delegada de la circunscripción y quien atiende la agricultura en el Consejo Popular, expresó que recientemente el municipio fue visitado por la dirección del Programa de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar. La Gloria obtuvo la evaluación de satisfactorio por los logros de los productores y sus fincas.
El futuro de La Gloria
Cuenta Josefa Primelles que al principio “había campesinos que decían: «yo sé que este campo me da más» pero no sabían qué tipo de suelo había en ese campo o no sabían que el agua estaba amenazada por la salinidad”. Ahora la situación es diferente: cada campesino conoce su finca como la palma de su mano.
Las acciones de MST no fueron lineales, pues empezando el diagnóstico ya había acciones que se estaban implementando. “Hay algunas que el campesino no las puede hacer en estos momentos, pero tiene claro que debe hacerlas cuando surja otro proyecto o tenga los insumos necesarios”, explica Josefa.
Otro de los saldos positivos fue el diálogo que propició el aprendizaje de todos. “El proyecto ha permitido el diálogo entre los campesinos y los especialistas, pues si algo queda claro es que aquí todo el mundo sabe. Los especialistas tienen saberes muy valiosos adquiridos en la universidad y el campesino tiene el saber de la práctica cotidiana, de conocer su tierra, y ese intercambio es muy enriquecedor”, dice Primelles Fariñas. 
“Una termina enamorándose de la tarea —agrega—, tanto que terminamos escribiendo otro proyecto a solicitud de ellos y que se encuentra en proceso de aprobación”, y hace un balance de dos años de intensa labor que avizoran nuevos y más lejanos horizontes para La Gloria. 
Tal vez el futuro depare otras historias de mujeres como Élida, Yusleidis, Josefa o Roselia, y de hombres como Eliosmar, Luis Isidoro o Arsenio, quienes un día decidieron recorrer las sendas del manejo sostenible de tierras en beneficio de la comunidad, y estaremos allí, junto a ellos, para contarlas.
Texto: Damaris Hernández Marí (CIMAC) Fotos: Damaris Hernández Marí y Roselia Iglesias Moronta (CITMA)
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