“…No hay nada mejor para quien trata de obrar bien, que ver su trabajo reconocido por hombres de juicio independiente y buena voluntad…”   José Martí

 

Así, sin otra intención ni reclamo de beneficios que no sean el sano y justo reconocimiento de su labor, se entregan hoy más de 240 trabajadores de la Educación a diferentes tareas dentro de los centros de aislamientos habilitados en nuestras instituciones escolares.

Ellos saben que estas no son lujosas instalaciones hoteleras y que ninguno cuenta con una maestría en hotelería y turismo, son consciente de que los recursos son limitados, y del dolor que causa cada comunicación de la pérdida de uno de nuestros familiares, amigos o compatriotas; por ello se entregan con todo esmero y compromiso “a lo que haga falta”, sabedores de que en cada granito de su aporte nos acerca más al fin de la estresante situación epidemiológica que vive el país, y que el amor alivia y salva, complementos necesarios en la cura de quienes acuden a estas instalaciones remitidos por haber resultado contacto de un paciente positivo a la Covid 19.

¡Cuánto orgullo y deleite tengo de contar con tan valiosos compañeros en el ejército de educadores! 

Y como “honrar, honra”, me inunda la satisfacción de reseñar en esta publicación una carta recibida de DORIS ÁLVAREZ CUQUEJO, quien estudió en el IPVCE “Máximo Gómez Báez”, de la cabecera provincial en Camagüey, y luego tuvo la satisfacción de que su hijo alcanzara el bachillerato en la misma institución. Ahora, varios años después, ella, su padre y su hijo se vieron involucrados en un contacto con esta terrible enfermedad y fueron remitido a un Centro de Aislamiento; para su sorpresa, al arribar al lugar, descubrieron que se trataba de “la Vocacional” – como la conocen muchos.

Allí se tropezó con antiguos profesores, suyo y de su descendencia, pero ahora convertidos en muchas otras cosas: mensajeros, higienizadores, transportadores de alimentos…

Con cuanto cariño se refiere Doris a la atención recibida en esos días; y enfatiza al referirse a sus anfitriones: “desafiando día a día la muerte, y tratando de hacer más llevadera la estancia de las personas en ese lugar…”

¡Gracias; Doris! Hemos enviado copia de tu carta a la dirección de la institución y hoy la comentamos en esta publicación, como digno reconocimiento a los educadores que por estos días han cambiado su contenido laboral y se entregan a la arriesgada labor de apoyar a nuestros médicos y enfermeras en los Centros de Aislamiento.

A todos muchos éxitos y cuídense!!!