Casino campestre

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Para los nativos de Camagüey no existe otro lugar más atractivo y bello que el Casino Campestre, un espacio natural de extraordinarios valores históricos y botánicos.

Dado su tamaño - abarca una extensión de más de 131 mil 500 metros cuadrados- es considerado en nuestros días el parque urbano más grande de Cuba y el segundo de Latinoamérica.

Por ello, el cuidado a través de los años, y las numerosas obras escultóricas que se alzan en diferentes puntos del mismo, causa gran admiración a transeúntes y visitantes nacionales y foráneos.


Corazón verde de la ciudad, sitio de recuerdos y expansión, se dice que el Parque "Gonzalo de Quesada" --popularmente Casino Campestre-- es el más grande incluido dentro de una ciudad, en toda Cuba. Reúne en su interior frondosos árboles y hermosos ejemplos de la estatuaria.

Este parque fue fundado en abril de 1860 como Sociedad de Recreo Casino Español, poco tiempo después se convirtió en todo un acontecimiento en la urbe. Don Mariano Aramburu, un cultísimo camagüeyano de la época, quien había viajado mucho, dijo no saber de ninguna ciudad extranjera, de población e importancia equivalentes a las de Camagüey, que tuviera ornamento semejante.

Su origen guarda relación con las Ferias de la Caridad, fiestas agropecuarias e industriales que tuvieron mucho éxito en la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe (nombre original de esa ciudad).

A un costado del barrio de La Caridad y entre los márgenes del río Hatibonico y el arroyo Juan del Toro, en terrenos de la parte fundacional de la villa, se instaló la primera Feria Exposición (1856-1889), y donde quedó sentado para la posteridad el gran Casino Campestre. Cuentan los historiadores que en los días de exposición se exhibían los productos más notables del país, los animales raros, los toros más desarrollados, los caballos más hermosos y elegantes, y las máquinas e implementos agrícolas propios para toda actividad de labranza. Esto era acompañado del estruendo de sonoras músicas y la concurrencia de un gentío inmenso, revelando que Puerto Príncipe era una gran ciudad, pueblo adelantado, próspero, rico y feliz.

Vecinos acaudalados acudían a disfrutar de esas ferias de ganado en las que se permitían las peleas de gallos, rifas, bailes de máscara y toda clase de juegos públicos. Durante el año también se celebraban allí conferencias científicas y agrícolas que estimulaban la superación de la producción industrial y ganadera de esta región.

Con la instauración de la República, el 20 de mayo de 1902, comenzó el embellecimiento del Casino Campestre, donde a finales de la década de 1950 era ostensible una notable flora, hoy con asombrosa variedad de plantas ornamentales, maderables y palmas.

La Glorieta estuvo estrechamente vinculada al empeño del concejal del Ayuntamiento de la ciudad, Raúl Lamar Salomón, como Inspector del Casino Campestre. Su construcción fue subastada el 19 de marzo de 1908.
El día 25 del propio mes se dio a conocer que el proyecto seleccionado correspondió al del albañil Alberto Casas Clapera, quien propuso realizar la edificación por $1 100.00.

Poco tiempo después, el 1ro de julio de 1908, la obra estaba concluida, escogiéndose el día 19 para su inauguración.

En el Casino Campestre se destacan, varios monumentos representativos de la historia camagüeyana. En la construcción de estos, prevalece el granito, el mármol y el bronce.

Al pasear por él se puede encontrar, desde la majestuosa ceiba sembrada el 20 de mayo de 1902, y primer monumento a La República Neocolonial  erigido en el país, pasando por el que recuerda al Libertador Desconocido y que guarda bajo sus mármoles tierra de los potreros de Jimaguayú y los despojos de un mambí que cayó en la Guerra del 95 (1929), hasta el sencillo homenaje al destacado biólogo y ecologista Jorge Ramón Cuevas, colocado en el 2006.

Ratio: 5 / 5

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