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La obesidad es un factor de riesgo para desarrollar diversas patologías, como pueden ser diversos tipos de cáncer, síndrome metabólico (diabetes mellitus, hipertensión arterial, hipercolesterolemia…), enfermedades cardiovasculares, etc.
En los últimos años se está debatiendo por la comunidad científica si la obesidad es una enfermedad por sí misma, ya que el incremento de la misma es algo que preocupa. Este aumento se ha calificado como una epidemia, suponiendo un problema de salud importante, ya que se estiman unos 3.100.000 nuevos casos de sobrepeso para el periodo 2016-2030 en España.
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Recientemente, hay estudios que confirman que las personas que padecen obesidad tienen más posibilidad de desarrollar de forma más grave el coronavirus. Incluso se muestra que la obesidad es un factor de riesgo a la hora del ingreso hospitalario, el ingreso en UCI y el desarrollo de consecuencias graves para la salud, incluso llegando a la muerte por COVID-19. No solo hablamos de personas de una edad avanzada, se han visto en varios estudios de EEUU que la obesidad podría ser un importante factor a tener en cuenta en las personas jóvenes, y el exceso de grasa se convierte en el factor determinante para que el pronóstico por coronavirus empeore.
Existen diversos mecanismos biológicos mediante los cuales esta enfermedad puede afectar más a personas con obesidad. Uno de estos mecanismos es la inflamación crónica, originada por el exceso de tejido adiposo en personas con obesidad. El coronavirus puede aumentar aún más la inflamación, en comparación con los sujetos delgados.
Otro rasgo común en la obesidad es la deficiencia de vitamina D que aumenta el riesgo de infecciones sistémicas y perjudica la respuesta inmune. Por lo que la suplementación con vitamina D puede prevenir infecciones respiratorias a través de varias funciones inmunorreguladoras.
De forma resumida podríamos decir que la obesidad juega un papel fundamental en la gravedad o desarrollo del coronavirus. Hay que tener consciencia y saber que la obesidad y el sobrepeso vienen acompañados de afecciones que aumentan el riesgo de sufrir diversas complicaciones.
Cambia el significado de la frase “de algo hay que morir”, si tienes que morir que sea de algo que no se pueda prevenir, pero la obesidad y el estilo de vida los puedes mejorar y dominar. Si sientes que solo no puedes, busca ayuda. En AMS Centro Médico del Ejercicio educamos en nutrición, asesoramos y elaboramos el plan nutricional idóneo para ti, para ayudarte a conseguir tus objetivos. Nunca es tarde para comenzar un estilo de vida saludable y cambiar tu vida. Cortesía: https://www.amscentromedico.com/
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Resumen
> Antecedentes
Una guía de 2012 de la AUA recomendó que todos los pacientes mayores de 35 años con hematuria microscópica se sometan a una urografía por tomografía computarizada (TC) más cistoscopia. Ahora, la AUA presenta un enfoque más matizado, basado tanto en nuevas pruebas como en el reconocimiento de que el enfoque anterior sometió a muchos pacientes de bajo riesgo a pruebas innecesarias.
> Puntos clave
La hematuria microscópica todavía se define como ≥3 glóbulos rojos por campo de alta potencia (RBC / HPF) en el análisis de orina. Una tira reactiva de orina que es positiva para la sangre, sin ≥ 3 eritrocitos / HPF, no constituye hematuria microscópica.
Los pacientes con hematuria microscópica deben dividirse en categorías de riesgo bajo, intermedio y alto de malignidad genitourinaria, de acuerdo con varios factores de riesgo (por ejemplo, edad, sexo, antecedentes de tabaquismo, número de glóbulos rojos / HPF). Los autores especifican los riesgos de cáncer para cada una de sus categorías, pero se basan en estudios en los que los riesgos fueron <1%, ≈1% –2% y ≈10% para las tres categorías.
Para los pacientes de bajo riesgo, es aceptable repetir el análisis de orina a los 6 meses o continuar con la ecografía renal más la cistoscopia.
Para pacientes de riesgo intermedio, se recomienda la ecografía renal más la cistoscopia.
Para pacientes de alto riesgo, se recomienda urografía por tomografía computarizada más cistoscopia; Para pacientes con contraindicaciones para la urografía por TC, se recomienda la urografía por resonancia magnética.
Los autores hacen una recomendación "condicional" para considerar repetir el análisis de orina al año después de una evaluación negativa. Para los pacientes con hematuria microscópica persistente en el seguimiento, la toma de decisiones compartida debe guiar si se debe repetir la imagen o la cistoscopia.
Los puntos clave enumerados anteriormente se aplican a pacientes con hematuria microscópica que no tienen causas obvias, como enfermedad glomerular, infección o sangrado ginecológico.
> Comentario
Muchas de las recomendaciones anteriores se basan en evidencia de bajo nivel. Sin embargo, el alejamiento del enfoque anterior de "talla única" (con urografía por TC y cistoscopia para todos), y un énfasis en las preferencias del paciente cuando la incertidumbre clínica es considerable, son desarrollos apropiados.
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Seis de cada diez españoles tienen exceso de peso, según datos de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO).
En la actualidad, seis de cada diez españoles tienen exceso de peso, según la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO). En concreto, alrededor de un 20-25% de la población sufre obesidad y un 30-35%, sobrepeso, de acuerdo con las estimaciones de esta entidad. Estos datos ponen de relieve un grave problema de salud, que, además, se ha visto acentuado por la actual pandemia, debido a los malos hábitos alimentarios adoptados durante el confinamiento y su mantenimiento en el tiempo.
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El doctor Julio Maset, médico de Cinfa, recalca que “el sobrepeso y la obesidad ya eran por sí mismos una pandemia antes de que llegara la covid-19, pero la situación social que vivimos desde hace un año ha añadido a la receta ingredientes para nada saludables”. Así, detalla que “el confinamiento, la falta de opciones de ocio en el exterior y las restricciones a la movilidad han ocasionado que pasemos más horas en casa y llevemos una vida menos activa. A esto se suma el hecho de que la ansiedad producida por la incertidumbre económica y sanitaria o el aburrimiento pueden hacernos comer peor o picar más y consumir más bebidas alcohólicas o azucaradas. Además, pedir comida rápida a domicilio es ahora una práctica mucho más frecuente”.
Los riesgos para la salud que implica este deterioro de los hábitos de alimentación y ejercicio físico son numerosos, ya que el sobrepeso y, especialmente, la obesidad, constituyen un factor de riesgo para numerosas enfermedades. Entre ellas, se encuentran los trastornos cardiovasculares, la diabetes tipo 2, las enfermedades respiratorias, el colesterol alto y numerosos tipos de cáncer. “Tampoco debemos olvidar el impacto que el deterioro de los hábitos alimentarios tiene en los niños, tanto por la incidencia de la obesidad infantil como por el aprendizaje que ellos hacen de lo que es una alimentación saludable”, recuerda el experto de Cinfa.
Mayor riesgo de covid-19 grave
Por otra parte, estudios actuales muestran que la obesidad es un factor de riesgo en caso de contraer la enfermedad por covid-19. Esto supone mayor tasa de hospitalización, aumento de ingresos en UCI y el desarrollo de consecuencias graves para la salud, e incluso, la muerte. “Por tanto, existen más razones que nunca para poner de nuestra parte y prevenir el exceso de peso con pautas de alimentación saludable y de vida activa. Es cierto que, en muchos casos, hemos tenido que abandonar nuestras rutinas de ejercicio físico y hemos caído en una dieta poco nutritiva, pero siempre estamos a tiempo de darle una vuelta a la situación y, ahora que llega el buen tiempo, adoptar o retomar los hábitos adecuados”, indica el experto de Cinfa.
Por ejemplo, puede ser una buena idea aprovechar el mayor número de horas de luz y las temperaturas más cálidas para realizar deporte al aire libre. “Podemos pasear, montar en bici, correr, jugar a pádel, hacer yoga en un parque o en la playa… Lo que mejor se adapte a los gustos y circunstancias de cada persona, sin que la edad ni la forma física nos detengan”, sugiere el doctor Maset.
Respecto a cómo mejorar la alimentación, el experto de Cinfa propone comenzar planificando bien la lista de la compra, con abundantes verduras, frutas y proteínas saludables, y evitando los productos menos adecuados. “Alimentarnos de una manera variada y equilibrada aumentará nuestro bienestar, disminuirá los riesgos por obesidad ante la covid-19 y reforzará nuestro sistema inmune, cuya capacidad de plantar cara al coronavirus y otros gérmenes será mucho mayor. Y si tenemos niños pequeños, podemos involucrarles en la elaboración de esa lista de la compra y reafirmar una alimentación familiar más sana”, concluye el experto de Cinfa.
Diez consejos para poner freno al sobrepeso durante la pandemia:
Come de todo y en las cantidades adecuadas. Apuesta por la dieta mediterránea, con un alto consumo de cereales, frutas, verduras y legumbres, elevada presencia del pescado y algo menos de carnes blancas y lácteos y un consumo bajo de carnes rojas. También es recomendable que la ingesta de grasas sea de origen vegetal, como el aceite virgen de oliva o los frutos secos.
Evita los picoteos entre horas. Si realizas cinco comidas al día, te mantendrás saciado y lejos de la nevera. Desayuna fuerte, almuerza, come bien, merienda y cena ligero, siguiendo horarios regulares y, si es posible, planificando con periodicidad semanal lo que tomarás en cada comida.
Haz la lista de la compra con antelación. Es la mejor manera de asegurarte de que llenas tu nevera de alimentos saludables y, sobre todo, de no caer en las tentaciones que nos encontramos mientras empujamos el carrito del supermercado. También es buena idea hacer la compra con el estómago lleno y marcarse un tiempo límite para llevarla a cabo.
No abuses de la comida rápida a domicilio. Generalmente, los menús típicos de las aplicaciones o servicios de comida a domicilio suelen ser ricos en grasas saturadas y carbohidratos y su valor nutritivo, bajo. Intenta reducir al mínimo la ingesta de comida rápida y, en su lugar, investiga nuevas recetas de platos sabrosos, saludables y fáciles de preparar. Puedes involucrar a los niños tanto en la elaboración de la lista de la compra como a la hora de comprar o cocinar.
Cocina sano. Apuesta por técnicas como la cocción, el vapor, el horno o la plancha y evita en lo posible las frituras y las salsas. Y procura dejar la sal en el salero, así protegerás tu corazón. Puedes sustituirla por apio, vinagre, limón o especias. Además, puedes dejar preparado un bol de frutas cortadas para que si te apetece “picar”, este plato ya lo tengas preparado y a mano.
Hidrátate adecuadamente y modera el consumo de alcohol. Tu organismo precisa de unos dos litros diarios de líquidos para mantenerse en forma, y más ahora que vuelve el calor. Intenta beber de seis a ocho vasos de agua al día, aunque también puedes tomar zumos naturales -sin abusar-, infusiones y caldos. En la medida de lo posible, prescinde de las bebidas azucaradas y alcohólicas.
Mantente activo. Con o sin pandemia, la batalla contra el sedentarismo comienza por tener la voluntad de moverse más en las acciones cotidianas del día a día, usando las escaleras en lugar del ascensor o desplazarnos andando y aparcar el automóvil. Y en primavera, no hay excusa para no practicar actividad física: montar en bicicleta, correr, patinar, pasear, etc.
No te pares ni en casa. Si estás confinado o en cuarentena, no tienes por qué renunciar al ejercicio. Por ejemplo, puedes caminar dentro de casa durante diez o quince minutos varias veces al día, bailar o realizar tablas de ejercicios o estiramientos. También puedes llevar a cabo actividades como pilates, zumba o aeróbic siguiendo vídeos en Internet. Además, practicar un hobby, aunque no suponga un gasto calórico, te mantendrá distraído y alejado del picoteo.
Duerme al menos ocho horas al día. El descanso es fundamental para nuestro cuerpo, pero, además, el insomnio y la falta de sueño están relacionados con un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad. Por ello, trata de dormir ocho horas al día y siguiendo siempre unos horarios regulares.
Si tienes niños, no descuides su alimentación. Una alimentación correcta desde la infancia es determinante para protegernos de la obesidad, y es en esta edad cuando se adoptan los principales hábitos alimentarios, en los que la familia cumple un papel crucial. Cortesía: https://www.cinfa.com/
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Las personas con ese padecimiento son más vulnerables al coronavirus; depresión y ansiedad inciden en la sobreingesta.
La emergencia sanitaria por la Covid-19 obligó a miles de niños, jóvenes y adultos a actuar mediante plataformas digitales y en televisión, dejando a un lado las actividades deportivas en escuelas, parques y centros de convivencia familiar por el temor al contagio.
Con eso se hizo presente otra pandemia sanitaria, la del sobrepeso y la obesidad, que, además de ser considerada un factor de riesgo, ahora también lo es para la Covid-19. Personas con ese padecimiento son más vulnerables al virus, ya que debilita su sistema inmunológico.
En el contexto del Día Mundial contra la Obesidad, que se conmemora hoy 12 de noviembre, Daniel Pahua Díaz, responsable del Área de Evaluación del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, explica que el sobrepeso y la obesidad se definen como el aumento en la acumulación de la masa grasa corporal (brazos, estómago, piernas) y visceral (recubrimiento de órganos).
Precisa que la grasa, dentro de ciertos parámetros, es importante para el buen funcionamiento del cuerpo como reserva de energía y precursor de hormonas. En México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018 del Instituto Nacional de Salud Pública indica que siete de cada 10 mexicanos tienen sobrepeso u obesidad; y según cifras de la Dirección General de Epidemiológica, hasta octubre de 2020 se confirmaron 616 mil 894 casos positivos con Covid-19, de los que cerca de 113 mil 500 (18 por ciento) presentan esta condición.
“Es impresionante la cantidad de enfermedades que se desprenden de ello, como el síndrome metabólico; diabetes, hipertensión, problemas articulares, respiratorios, entre otros. Inclusive con la actual pandemia se asocia un riesgo más alto en gente con sobrepeso y obesidad, porque la situación de salud se complica más”, comenta.
Las patologías físicas que hacen que las personas con obesidad sean vulnerables a la Covid-19 comienzan con la grasa abdominal, que empuja hacia arriba el diafragma, ocasionando que ese músculo comprima los pulmones y restrinja el flujo de aire, expone.
Para el especialista lo recomendable es la prevención y la promoción de las afectaciones, apoyarse en la educación para la salud con el propósito de que la gente tome en serio el tema y no espere a tener 20 kilos arriba de su peso normal o sentir molestias, como dolor de rodillas, para entonces asistir con algún experto. Lo mejor es optar por una dieta balanceada.
Refiere que estrategias como el “etiquetado de alimentos” y las campañas del sector Salud para que la población acuda al médico, vigile su peso y haga ejercicio, son parte de una política para combatir dichas enfermedades; pero es necesario crear mayor conciencia de la responsabilidad que cada quien tiene para cuidarse.
“Esta cuestión es relevante, pues en el sistema de salud, público o privado, luchamos con contracorriente, porque hay una industria alimentaria que no es precisamente la más saludable; por lo que aquí es ver cómo convencer a los padres de familia que ciertos productos no son nutritivos ni saludables para sus hijos”, afirma.
¿Todo lo que se dice es cierto?
En la actualidad hay mitos y diversas opiniones en torno a cómo llevar una alimentación balanceada, con el objetivo de evitar el sobrepeso y la obesidad; sin embargo, no todo lo que se dice en revistas o páginas on line es verdad.
Según información de la Secretaría de Salud, se pensaba que ingerir alimentos entre comidas contribuía a aumentar de peso, pero se comprobó que ayuda a mantenerlo de manera adecuada, siempre y cuando la alimentación sea nutritiva, variada y balanceada; de esta manera el metabolismo se activa, la regulación de glucosa en la sangre, y es un aporte de nutrientes y energía.
También se piensa que el uso de laxantes y diuréticos ayuda a adelgazar, pero promueven la producción y secreción de orina, así como evacuación de heces; por lo que en ambos casos hay pérdida de líquidos, lo que causa deshidratación, mas no pérdida de masa corporal o grasa.
La dependencia señala en su página electrónica que inclusive hay quienes creen que saltarse las comidas o hacer ayunos prolongados ayudará a bajar de peso; no obstante, cuanto más tiempo transcurra entre una comida y otra el riesgo de aumentar de peso es mayor porque el cuerpo agota la energía proveniente del azúcar, por ejemplo, y consume grasa; esa reserva se debe cubrir nuevamente. Por lo que la sensación de hambre hará que se coma más cantidad y rápido.
Además, se creyó que mientras más sobrepeso u obesidad tenía una persona, tendría el mismo estado de ánimo que alguien sin estas afecciones; no obstante, se ha visto cierta relación entre el peso aumentado con trastornos alimenticios, ansiedad y trastornos de la personalidad.
El papel de la psicología
“La relación entre las emociones y la sobreingesta tiene que ver con que la gente la asimila como una estrategia para regular sus afectos, tanto positivos como negativos; alguien que se siente triste puede recurrir a la sobreingesta para disminuir la tristeza o cuando hay que celebrar algo se hace mediante una comida que a veces no siempre está bien balanceada”, asevera José Alfredo Contreras Valdez, profesor de la Facultad de Psicología (FP).
Los tratamientos más efectivos que hay en Psicología son los cognitivos conductuales, un tipo de psicoterapia basada en investigación científica en la que se analiza la situación de manera individual, en función de diversas teorías del aprendizaje para conocer por qué la persona incurre en este tipo de conductas y, luego, ofrecerle diferentes estrategias, como establecer un plan de alimentos de forma estructurada, disminuir los pensamientos negativos que propician la insatisfacción corporal, tolerar el malestar emocional relacionado con la ingesta alimentaria, entre otras, explica.
Además, si alguien, después de tener un “atracón de comida” desarrolla pensamientos disfuncionales, es muy probable que se deba trabajar en reformar el pensamiento, porque ayuda a disminuir la intensidad de los no funcionales y a desarrollar otros más adaptados a la realidad que vive.
El universitario considera que estos son los tratamientos más efectivos para los elementos psicológicos relacionados con la obesidad y, en general, para los que se conocen como trastornos alimentarios.
“La obesidad y el sobrepeso difieren de los trastornos alimentarios, como bulimia y anorexia; en tanto que las primeras son condiciones físicas cuyo origen es multifactorial, en las segundas la afección central es psicológica, es decir, comportamental. Ambos problemas pueden ser tratados a partir de la psicología para ayudar a la gente a salir más rápido de su situación”, añade.
Contreras Valdez enfatiza que la FP cuenta con diferentes centros para dar atención, siempre y cuando haya el deseo de la persona de trabajarlo, porque eso es un gran paso.
Un aspecto esencial que sugiere es evitar la comida como premio o castigo, porque el vínculo entre emociones y alimento se hace desde casa en edades tempranas y se refuerza constantemente en la sociedad; inclusive, no incurrir en burlas, comentarios peyorativos o colocar apodos a aquellos con sobrepeso u obesidad, ya que no se sabe de qué manera o a qué grado llegan a afectarles.
CONMEMORACIÓN
Según la Organización Mundial de la Salud, el Día Mundial contra la Obesidad tiene como propósito informar y sensibilizar a la población sobre el daño que conlleva una dieta alta en grasas y azúcares, y la necesidad de adoptar medidas para evitar y tratar dicha afección.
Esa institución declara que esos problemas de salud alcanzan proporciones epidémicas al registrar -en 2016- mil 900 millones de adultos y 340 millones de niños y adolescentes en el orbe. Cortesía: https://www.gaceta.unam.mx/
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Visita de intercambio del equipo de Comunicación Institucional de la Dirección Provincial de Salud Pública,Camagüey., con la dirección de Salud del municipio Jimaguayú con el objetivo de evaluar el trabajo de la Comunicación Institucional, redes sociales y digitalización de la vacunación.
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