que significa sobreponerse a las vicisitudes de la vida y convertirse en el mejor ejemplo de superación y liderazgo.
Manfredo Melián Mora (el primero de izquierda a derecha en la foto), a sus 71 años, con hidalguía y la fuerza de su mirada de ojos grandes, claros y sinceros, profesa la voluntad de seguir, de aunar saberes, como las mayores virtudes de un ser humano increíble que no ve problemas, sino soluciones.
“Comencé en el contingente Ignacio Agramonte, en Santa Cruz del Sur, y ahí acometí varias obras entre ellas el hospital del territorio y el de la comunidad Cándido González, conjuntamente con el programa de la vivienda y el mantenimiento y reconstrucción de los estanques de la camaronicultura, la moderna caldera en la fábrica de pienso y las acciones en dos grupos electrógenos”.
Recuerda con tristeza los años 2017 y 2008 cuando los huracanes Irma y Paloma, respectivamente, afectaron a Camagüey, el primero por el norte y el segundo por el sur.
“Fueron días difíciles, pero no hubo tiempo de lamentaciones sino de hacer, ese fue y es el motor impulsor para asumir cada tarea”, insistió.
Obras sociales y de impacto económico en la provincia y en su natal Santa Cruz del Sur llevan el sello de la tenacidad y disciplina de Manfredo, aunque confiesa que muchas tienen horas de sacrificio y poco tiempo de descanso y en familia.
“Tengo dos hijas, frutos de una relación de la juventud, una es igual a mí en el carácter; y dos varones (ambos trabajan en la construcción) de un matrimonio de más de 40 años en los que juntos seguimos los principios de la Patria. Ella, aunque ya no se encuentra físicamente, siempre está presente”.
Quién iba a imaginar que este técnico en Medicina Veterinaria, se iniciara hace más de 30 años en la construcción y desde entonces, lo acompañan la seriedad y la disposición para asumir diferentes acciones, muchas de impacto económico como la Fábrica de Cemento, de Nuevitas.
“Hoy mis discípulos son los que están al frente de las diferentes tareas. Yo sigo en la retaguardia guiando; ellos no me abandonan, ni yo tampoco. Siempre les aconsejo que deben ser objetivos, analíticos y defender con dignidad la construcción”.
Con su casco y a pie de obra ha enseñado a varias generaciones y reconoce los logros del trabajo en equipo como secreto para crecerse ante las dificultades por muy duros que sean los tiempos.
Manfredo no sabe de derrotas, incluso cuando casi a la mitad de su existencia perdió su extremidad superior izquierda en un accidente de tránsito; sin embargo, lejos de amilanarse se creció y emprendió nuevos retos.
“Ese brazo me falta, pero me sobraba”, y con ese mismo optimismo se recuperó luego de un infarto hace unos meses y mantiene una vitalidad envidiable que revierte en los resultados, convencido de que la Revolución puede contar con él.
Delegado del Poder Popular y al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, condecorado con la Medalla Conmemorativa 50 Años de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y la Jesús Menéndez, representan sólo una parte de un hombre que más allá de los reconocimientos se caracteriza por un duro bregar.
Manfredo es ese constructor de alma noble que anda a paso firme, convencido de que el camino es seguir adelante. (Tomado de Radio Cadena Agramonte.)