Una escaramuza por aquí y otra acullá, dónde surja un foco activo,no bastan para derrotar la resistencia de un mosquito que aprovecha todas las ventajas posibles para sobrevivir

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             Una escaramuza por aquí y otra acullá, dónde surja un foco activo,no bastan para derrotar la resistencia de un mosquito que aprovecha todas las ventajas posibles para sobrevivir en patios enyerbados y en aguas estancadas por salideros y vertimientos; en reservorios del líquido destapados dentro y fuera de las viviendas, y entre las montañas de desechos sólidos que pululan por doquier en este municipio.
Nadie está ajeno a las carencias actuales y a la falta de recursos, pero a la pelea gubernamental contra el Aedes y el dengue habrá que ponerle aquí mayor eficacia en la recogida de la basura acumulada; mejor estrategia en la evacuación de fosas en situación de desborde; alternativas de solución para los grandes salideros; sistematicidad y organización en la pesquisa de febriles y otros síntomas, y el máximo control sobre cuánto se hace en las familias, barrios y manzanas infestadas por la enfermedad.
A los organismos de masas les corresponde, más allá de su persistente presencia en reuniones de salón y en visitas ajenas, salir a la calle a conversar con la gente sobre los riesgos del dengue y la peligrosidad de su agente transmisor; promover el debate en torno al tema y explicar causas y consecuencias; abrir audiencias sanitarias; llamar a la higienización popular y conducirla a través de un movimiento, sin fanfarrias, pero que genere resultados favorables.
Por otra parte, y quizá lo más trascendente ahora mismo es que la población del municipio no se mantenga ajena, como espectador pasivo, ante el avance de una epidemia en la cual ella misma pone las bajas.
Una guataca, un machete y un rastrillo para ejecutar la chapea de patios y solares no exigen combustible; el autofocal semanal en viviendas y centros laborales solo demanda voluntad y conciencia; acudir al consultorio, o a los cuerpos de guardia cuando se sospechen síntomas del dengue, y cumplir las orientaciones de salud, es un deber de todos, si queremos coronar el éxito en esta contienda difícil pero superable.
Haga cada cual su parte del deber para que el verano concluya en Florida con menos mosquitos, pequeña incidencia del dengue, y mayor tranquilidad de la población cuando se hable del Aedes aegypti y del número de enfermos provocada por su reinado, a partir de las condiciones favorables para su vida, la falta de exigencia de algunos y la inercia de otros en el enfrentamiento diario a ese mortal flagelo. (Pedro Pablo Sáez Herrera/Radio Florida)
 
 
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