En el Hogar de Ancianos "Manuel Ramón Silva" en el municipio de #Camagüey, se cumple con las medidas higiénico sanitarias para el enfrentamiento a la #COVID19. La especialista de ProSaludCamagüey Liliana Lourdes Gómez López intercambia con el Dr. Yoel Pedrero Cecilio, Director de la institución y hace entrega a la Jefa de Enfermera del Hogar la Lic. Carelia Hernández Borroto y a la Supervisora Lic. Madelaine Juviel Álvarez, de varios materiales educativos con diversos temas de prevención de salud, materiales que se utilizarán en las actividades educativas que se le realiza al personal de enfermería en los diversos servicios de atención a los adultos mayores.
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La actualización del Protocolo de manejo clínico de COVID-19, en su versión 1.6, propone anticiparse en el tratamiento de los pacientes con más posibilidades de una evolución tórpida en la enfermedad, subrayó hoy Tania Crombet Ramos, directora de Investigaciones Clínicas del Centro de Inmunología Molecular (CIM).

Hemos cambiado la clasificación anterior, que era basada en la severidad de los síntomas y ahora nos enfocamos en los enfermos de riesgo, para los cuales creamos salas de vigilancia intensiva, señaló la especialista al comparecer en el programa radiotelevisivo la Mesa Redonda.

Explicó que se trata de salas donde existirá una atención más diferenciada con mayor número de especialistas entrenados en el manejo del virus y una cantidad superior de recursos de laboratorio clínico y de radiología, para un seguimiento estricto.

Precisó que los infectados de más de 65 años de edad siempre se atenderán en esos sitios independientemente de las conmorbilidades, pues presentan un envejecimiento fisiológico de la respuesta inmune, y a ellos se sumarán aquellos con los padecimientos asociados a la propensión hacia un estado desfavorable, aunque sean asintomáticos.

La experta mencionó que entre las enfermedades identificadas en ese sentido se encuentran la cardiopatía isquémica, la hipertensión no controlada, la diabetes mellitus, la insuficiencia renal, y las neoplasias malignas, así como dolencias respiratorias crónicas.

El objetivo, expresó, es que en cuanto aparezca en estos pacientes la primera sintomatología o signo de inflamación, se identifique a través del seguimiento clínico y radiológico y por los signos de alarma de laboratorio, y se instaure tempranamente el uso de las moléculas antiinflamatorias Jusvinza e Itoluzimab.

Ambos medicamentos innovadores de la biotecnología también mantendrán su empleo en los graves y críticos, en conjunto con el resto de los fármacos del protocolo establecidos para esas fases, agregó.

Crombet Ramos destacó que Jusvinza, desarrollada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, ha mostrado un excelente perfil de seguridad y datos clínicos muy buenos, pues en pacientes moderados de alto riesgo la tasa de recuperación es del ciento por ciento y en los de la unidad de cuidados intensivos es de más del 80 por ciento.

Por su lado Itolizumab, del CIM, tiene un uso consolidado en Cuba y en la India, con datos parecidos en cuanto a la tasa de recuperación en enfermos moderados y graves, que supera el 93 por ciento.

Desde los primeros reportes del nuevo coronavirus, en la mayor de las Antillas se decidió concebir una estrategia de trabajo intersectorial, conducida por el Ministerio de Salud Pública en aras de contener la diseminación del SARS-CoV-2 en el territorio nacional, y minimizar sus efectos negativos en la salud de la población.

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pandemia covid

Cada año aumenta la cifra de personas que rebasan el umbral de los 60 años, logro que puede traducirse en desafío si no se alcanzan las políticas sociales adecuadas. Envejecer no es sinónimo de estar enfermo, ni los adultos mayores son receptores pasivos de los servicios médicos; de ahí que la Organización Mundial de la Salud apueste en la Década del Envejecimiento Saludable (2020-2030) por estimular y mantener la capacidad funcional en este grupo de población.

En ese sentido, Cuba cuenta desde 1996 con un Programa Nacional de Atención Integral al Adulto Mayor, que tiene el propósito de garantizar una atención de salud ajustada a las necesidades de esas personas y lograr que vivan una vejez activa y saludable.

Al cierre del 2020, año marcado por la incidencia del SARS-CoV-2, causante de la pandemia de la COVID-19, el país registró un incremento en las personas mayores de 60 años, al reportarse que el 21,3 por ciento de la población cubana se encuentra en ese grupo de edad.

A pesar del coronavirus y la tensa situación económica del país, agravada por las políticas de Washington, durante el pasado año se inauguraron dos hogares de ancianos, uno en Matanzas y otro en Pinar del Río, para un total de 157 en la nación con unas 12 mil 561 camas.

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Cuba posee 300 casas de abuelos, de ellas seis se abrieron en 2020, tres en la provincia de Matanzas y el resto en La Habana, Cienfuegos y Las Tunas con una capacidad de 10 mil 258 plazas, de las cuales se destinaron 39 a quienes presenten deterioro cognitivo, modalidad de atención que se ha extendido a todas las instituciones de salud.

También incrementaron las especialidades vinculadas a los adultos mayores con 53 servicios de Geriatría y mil 071 camas, 286 especialistas en Gerontología y Geriatría y 149 residentes. Se actualizó, además, la Estrategia Nacional para la Enfermedad de Alzheimer, con consulta de memoria en los servicios de larga estadía de los hospitales psiquiátricos y en 45 municipios del país.

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Para reducir el impacto de la pandemia en los mayores de 60 años, considerados como población de alto riesgo, se aplicaron varias medidas que han sido retomadas en los municipios en fase de transmisión autóctona limitada.

El servicio de casas de abuelo se cerró, aunque se mantuvo la alimentación para aquellos que la solicitaran. En los hogares de ancianos se aprobaron protocolos sanitarios con medidas organizativas, epidemiológicas, preventivas y terapéuticas, entre ellas: se suspendieron las visitas y pases internos, las actividades deportivas y culturales fueron asumidas por los propios trabajadores y no por el INDER y Cultura como está establecido por convenio.

En el caso de los nuevos ingresos solo se permitió a aquellas personas con situación social crítica que tuviesen un PCR negativo, aún así se aislaron por 14 días con vigilancia extrema.

Asimismo, se empleó el  medicamento cubano Biomodulina T en los hogares de ancianos, lo que permitió disminuir la tasa mensual de ingresos hospitalarios, las infecciones respiratorias agudas y la mortalidad por neumonía/IRA. Además, el fármaco se utilizó en eventos de trasmisión local en poblaciones con alto riesgo de infección por COVID-19.

En cuanto a la tasa de mortalidad en el grupo de edad de 60-74 años en 2019 alcanzó un 19,9 por ciento y se estima que el 2020 reporte un ligero incremento de 0,5, lo que representa una tasa de 20,4 fallecidos.

Para el 2021, el Programa Nacional de Atención Integral al Adulto Mayor continuará atendiendo las necesidades de esta creciente población, sin dejar de fomentar su inclusión en las tareas económicas, políticas y sociales, y el empleo mayoritario de las personas aptas para trabajar. Cortesía: https://salud.msp.gob.cu/el-programa-nacional-de-atencion-integral-al-adulto-mayor-en-cuba-apuesta-por-vejez-activa-y-saludable/

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adultomayorybarrerasal567
Todavía quedan muchas trabas que dificultan el desenvolvimiento de muchos mayores.
El organismo humano, como todos los seres de la naturaleza, están sujetos al #desgaste propio del paso del tiempo, causa principal de muchas minusvalías.
Las #personasdiscapacitadas pueden sufrir #limitaciones a cualquier edad y por ello se ven obligadas a necesitar aparatos ortopédicos para ejecutar las funciones más básicas de la vida.
A las #personasmayores se les puede considerar no aptos para la vida laboral porque la edad los somete a limitaciones físicas como la vista, el oído o la progresiva pérdida de masa muscular. Aunque todos tratan de adaptar su vida de jubilado a las facultades orgánicas de que dispone, es innegable la posibilidad de pérdida auditiva, la reducción de la visibilidad o la conveniencia de utilizar bastón para ayuda de sus paseos.
Los organismos públicos saben que las personas mayores constituyen un grupo social que necesita atención socio-sanitaria en función de la mayor o menor minusvalía que padezca.
La vida en sociedad, o los actos más elementales de nuestra vida privada requieren que los elementos necesarios para cumplir los objetivos propuestos sirvan para facilitar lo que pretendemos hacer.
Las vías públicas, los edificios públicos y también las casas particulares deben estar acondicionados para facilitar su utilización y también para evitar accidentes. Por ello, los poderes públicos han creado una amplia normativa para que todo se adapte a las necesidades de las personas que tienen su movilidad reducida.
Entre los factores que influyen de forma decisiva en la mejora de la calidad de vida figura, en lugar destacado, la accesibilidad en el entorno y en el uso de bienes y servicios de titularidad pública o privada.
Se conoce por accesibilidad aquella característica del medio urbano y rural, de las edificaciones, del transporte y de los sistemas y medios de comunicación sensorial, que permite su uso y disfrute a cualquier persona, con independencia de su condición física, sensorial o intelectual. La accesibilidad hay que considerarla como una cualidad más del entorno y no debe ser analizada de forma segregada, sino dentro de la globalidad del medio y en sus interacciones.
Todas las personas según sean sus capacidades funcionales o mentales, tropiezan con barreras que en mayor o menor medida condicionan su capacidad de movimiento, de comunicación y alcance de comprensión. Todas estas barreras o limitaciones para la comunicación no solo producen sensación de falta de libertad, sino un sentimiento de inseguridad e incluso de desvalorización para quien ve mermadas sus posibilidades de control de una situación. Las barreras se manifiestan en muchos ámbitos de comunicación. Si se pretende conseguir un entorno accesible es necesario ser conscientes del mundo “con barreras” en que vivimos. Debemos tomar conciencia del problema e impulsar la integración y desarrollo del concepto de accesibilidad en cualquier tipo de actuación. Para ello, la Ley de accesibilidad y supresión de barreras para adaptar los núcleos rurales y urbanos, sus edificios, calles, medios de transporte etc. a todas aquellas personas con alguna de sus capacidades limitadas.
Aunque los preceptos de esta Ley se cumplen por los organismos públicos en una gran medida, todavía quedan muchas barreras en las vías públicas y en edificios públicos y privados que dificultan el normal desenvolvimiento de muchas personas mayores o discapacitadas. Cortesía: https://www.redadultomayor.org/
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