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Revisión sobre epidemiología, etiología, diagnóstico y terapéutica de la diarrea crónica de causa infecciosa en niños
Introducción
La diarrea se clasifica según su inicio y duración, en aguda (<7 días), prolongada (7 a 14 días), persistente o crónica (14 días o más). Aunque frecuentemente es considerado como sinónimo, "persistente" enfatiza la presencia después de 2 semanas de un episodio diarreico de inicio agudo de presunta etiología infecciosa, mientras que la diarrea "crónica" generalmente refleja trastornos estructurales y / o inflamatorios del intestino que con frecuencia duran más de 4 semanas.
La etiología de la diarrea crónica varía según la edad del niño, el estado inmunológico, los factores socioeconómicos y el entorno clínico.
Las infecciones entéricas son la causa más frecuente de diarrea crónica en todo el mundo y las infecciones secuenciales con el mismo o diferente patógeno pueden ser responsables de los síntomas prolongados. Otras etiologías de diarrea crónica incluyen malabsorción de nutrientes, enfermedades inflamatorias intestinales y trastornos intestinales funcionales.
En la presente revisión, los autores se centran en la diarrea crónica de origen infeccioso, sin cualquier otra subclasificación.
Epidemiología
La prevalencia de diarrea infecciosa crónica (DIC) en la infancia es desconocida y varía significativamente según el entorno geográfico y clínico. En personas de países de bajos ingresos, el 12-35% de los niños con diarreas agudas presentan un curso prolongado, y el 5-7% de los casos dura > 14 días.1,2 En los Estados Unidos, el 8% de los niños que acceden a atención ambulatoria por deposiciones blandas / acuosas cumplen con la definición de DIC, con una incidencia de 1 de 5 niños por año.3
Por otro lado, 1 de cada 10 niños remitidos un centro de gastroenterología pediátrica por diarrea crónica en Europa, demostró un origen infeccioso, aunque las investigaciones microbiológicas de rutina pueden carecer de sensibilidad para detectar infecciones virales en esta población.4
El espectro etiológico, las características clínicas y las complicaciones de la DIC difieren entre los niños por lo demás sanos y los niños inmunodeprimidos que viven en entornos de ingresos altos o bajos.
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cerebro epilepsia1
 
¿Sabías qué?
La práctica clínica ha demostrado que hasta un 20% de los niños con epilepsia puede quedar libre de crisis si sigue convenientemente la dieta cetogénica, por lo que Nutricia ha presentado una edición revisada del primer 'Manual para la Práctica de la Dieta Cetogénica', de la mano de la doctora Consuelo Pedrón Giner, coordinadora del manual y miembro de la sección de Gastroenterología y Nutrición del hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid).
Algunos tipos de epilepsia son especialmente devastadores en la infancia por presentarse en edades críticas del neurodesarrollo y ocasionar un grave deterioro neurocognitivo: estas son la epilepsia refractaria o las encefalopatías epilépticas, entre otras.
Se denomina dieta cetogénica a aquella rica en grasa y pobre en carbohidratos, diseñada para imitar los cambios bioquímicos asociados con el ayuno y conseguir el efecto que éste ejerce en el control de las crisis epilépticas. Estimula los efectos metabólicos del ayuno, forzando al cuerpo humano a utilizar la grasa como fuente de energía, lo cual puede servir para manejar los episodios de epilepsia.
"El 50-60% de los pacientes tratados con dieta cetogénica experimentan, al menos, un 50% de reducción en la frecuencia de sus crisis. Además, se observan mejorías en los aspectos cognitivos y conductuales de estos pacientes. Se han referido cambios como un mejor nivel de alerta, atención, lenguaje y funciones sociales", explica la doctora.
Cada vez se abre más el abanico. "En el caso del adulto, ni siquiera se contemplaba la posibilidad de implementar esta dieta. Sin embargo, se ha visto que es posible y que resulta eficaz. En el hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid han aumentado exponencialmente los casos durante los últimos 4 años. Podría decirse que ha incrementado hasta un 25% de los pacientes que siguen esta dieta, aunque no existe un registro como tal", expone la especialista.
El tratamiento precoz con dieta cetogénica, antes de que el deterioro sea irreversible, podría mejorar el pronóstico de diferentes enfermedades. "Por ello, el principal avance es que sabemos más sobre la eficacia de la dieta. Esto no significa que la dieta sea más eficaz que antes, sino que ahora contamos con más certezas sobre su eficacia. Un ejemplo es que antes pensábamos que en otras patologías no sería eficaz; sin embargo, hemos visto que sí lo es", concluye.
Fuente periodística: Europa Press.
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La septicemia es una reacción grave de todo el organismo frente a la infección que se disemina a través de la sangre.
Los recién nacidos con septicemia suelen mostrarse enfermos: están apáticos, no se alimentan bien, con frecuencia tienen un color grisáceo y pueden presentar fiebre o una temperatura corporal baja.
El diagnóstico se basa en los síntomas y en la presencia de bacterias, un virus o un hongo en la sangre, la orina o el líquido cefalorraquídeo.
El tratamiento consiste en antibióticos y tratamientos de apoyo, como líquidos intravenosos, transfusiones de sangre y plasma, apoyo respiratorio (a veces con un ventilador mecánico) y medicamentos para mantener la presión arterial.
La infección del torrente sanguíneo puede diseminarse a los tejidos que recubren el encéfalo y al propio encéfalo (meningitis).
La septicemia es más probable en
Lactantes que presentan un bajo peso al nacer
Lactantes con una baja puntuación del test de Apgar
Lactantes cuya madre presenta ciertos factores de riesgo (como un estatus socioeconómico bajo o una rotura prematura de las membranas)
Hombres
Otros factores de riesgo y otras causas de la septicemia varían en función de cuándo aparece. El inicio se clasifica como
Septicemia de inicio temprano: antes de los 3 días de vida
Septicemia de inicio tardío: después de los 3 días o más de vida
Ciertas infecciones víricas, como el herpes simple generalizado, el enterovirus, el adenovirus o el virus sincitial respiratorio, pueden causar septicemia de inicio temprano o de inicio tardío.
Los bebés prematuros presentan un riesgo mucho mayor de septicemia, tanto de inicio temprano como tardío, que los niños nacidos a término, ya que el sistema inmunitario de los primeros es inmaduro. Los recién nacidos prematuros carecen de ciertos anticuerpos protectores contra bacterias específicas porque han nacido antes de haber podido recibirlos de su madre.
Septicemia de aparición temprana
Los recién nacidos pueden desarrollar septicemia de inicio temprano si están expuestos a ciertos tipos de bacterias durante el nacimiento.
Los factores de riesgo para la septicemia de inicio temprano comprenden los siguientes:
La ruptura prematura y prolongada de las membranas llenas de líquido que envuelven al feto
Infección materna (como la corioamnionitis )
Presencia de estreptococos del grupo B (EGB) en la madre
Nacimiento prematuro del feto
El riesgo de septicemia es mayor si las membranas llenas de líquido que rodean el feto se rompen (rotura de aguas) más de 18 horas antes del nacimiento, o si la madre tiene una infección (en particular, de las vías urinarias o del revestimiento del útero).
Los tipos más frecuentes de bacterias causantes de septicemia en el recién nacido en torno al nacimiento son Escherichia coli y los estreptococos del grupo B, que por lo general se contraen durante el paso por el canal del parto. La septicemia causada por estreptococos de grupo B fue la causa principal de septicemia de inicio temprano hasta hace aproximadamente una década, cuando la realización de pruebas de cribado para estreptococos de grupo B a todas las mujeres embarazadas se convirtió en parte rutinaria de la atención prenatal. Si la prueba de cribado revela la presencia de estreptococos de grupo B o si la madre dio a luz a un recién nacido que tuvo una infección por estreptococos de grupo B, a la madre se le administran antibióticos cuando comienza el trabajo de parto. Aunque el recién nacido puede requerir un monitoreo adicional en el hospital y posiblemente análisis de sangre para detectar infecciones, a los recién nacidos se les administran antibióticos solo si presentan síntomas o signos de infección.
Septicemia de aparición tardía
Los recién nacidos pueden desarrollar septicemia de inicio tardío si están expuestos a ciertos tipos de bacterias durante su estancia en el hospital.
Los factores de riesgo importantes para la septicemia de inicio tardío incluyen los siguientes:
Nacimiento prematuro
Uso prolongado de catéteres en arterias, en venas y/o en la vejiga
Uso de antibióticos en el recién nacido
Uso de una sonda respiratoria insertada a través de la nariz o la boca del recién nacido (sonda endotraqueal) y conectada a una máquina que ayuda al aire a entrar y salir de los pulmones respirador o ventilador mecánico para ayudar a mantener la respiración
Hospitalización prolongada
La septicemia que se produce más tarde es más probable que se contraiga a partir de microorganismos del entorno del recién nacido, incluso a través de catéteres o a su alrededor (una sonda que utilizan los médicos para introducir líquidos o medicamentos en el torrente sanguíneo del recién nacido, como una vía intravenosa, o una sonda que se utiliza para drenar la orina de la vejiga del recién nacido) y otros equipamientos médicos, más que los microorganismos contraídos al atravesar el canal del parto. El uso de ciertos antibióticos puede permitir que determinados microorganismos como el hongo Candida provoquen infecciones en el recién nacido.
Síntomas
Los recién nacidos con septicemia suelen estar apáticos, no se alimentan bien y con frecuencia tienen una temperatura corporal inestable. Una fiebre que dura más de una hora es poco frecuente, pero cuando sucede, suele indicar que el recién nacido tiene una infección.
Otros síntomas pueden consistir en dificultades respiratorias (distrés respiratorio), pausas en la respiración (apnea), color pálido y mala circulación en la piel, con extremidades frías, hinchazón abdominal, vómitos, diarrea, convulsiones, agitación e ictericia . Los estreptococos del grupo B pueden causar neumonía . Se producen también otros síntomas según cuál sea el microorganismo causante de la infección.
Complicaciones
Una de las complicaciones más graves de la septicemia es la infección de las membranas que rodean el encéfalo (meningitis). Los recién nacidos con meningitis pueden presentar letargia extrema, coma, convulsiones o protrusión de la zona blanda situada entre los huesos del cráneo (fontanela) y pueden morir si no reciben tratamiento rápidamente.
Diagnóstico
Cultivos de sangre y, algunas veces, de orina
Punción lumbar con cultivo del líquido cefalorraquídeo
Los médicos diagnostican la septicemia basándose en los síntomas del recién nacido y en los resultados de las pruebas. Los médicos hacen varias pruebas, incluyendo análisis de sangre, para tratar de determinar la bacteria, virus u hongo específico que está causando la infección.
También se realiza un hemocultivo, a veces un cultivo de orina y una punción lumbar . Para los cultivos, los médicos toman muestras de sangre, líquido raquídeo y orina e intentan hacer crecer (cultivar) en ellas las bacterias e identificarlas (el cultivo se realiza en el laboratorio). A los recién nacidos con problemas respiratorios se les hace una radiografía de tórax.
Pronóstico
La septicemia es la principal causa de muerte en recién nacidos prematuros después de la primera semana de vida. Los lactantes con bajo peso al nacer tienen un mayor riesgo de muerte. Los lactantes de peso extremadamente bajo al nacer que sufren septicemia causada por el hongo Candida o por bacterias tienen un riesgo mucho mayor de muerte.
Los recién nacidos que se recuperan de una septicemia no suelen tener problemas a largo plazo. Sin embargo, los recién nacidos que sobreviven a la meningitis pueden sufrir retraso del desarrollo, parálisis cerebral , convulsiones o pérdida auditiva .
Tratamiento
Antibióticos por vía intravenosa
A veces, ventilación mecánica u otros tratamientos
Mientras esperan el resultado del cultivo de sangre, los médicos administran antibióticos fuertes por vía intravenosa a los recién nacidos con sospecha de septicemia. Cuando identifican el microorganismo específico pueden ajustar el tipo de antibiótico.
Además del tratamiento con antibióticos, pueden ser necesarios otros tratamientos, como el uso de una máquina que ayuda a respirar (ventilador mecánico ), líquidos intravenosos, transfusiones de sangre y de plasma y fármacos para apoyar la presión arterial y la circulación. Cortesía: https://www.msdmanuals.com/es/
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