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Importancia
La preeclampsia es uno de los problemas de salud más graves que afectan a las personas embarazadas. Es un síndrome inflamatorio multisistémico que suele ser progresivo pero de etiología poco clara. A nivel mundial, la preeclampsia es la segunda causa más común de morbilidad y mortalidad materna. Es una complicación en aproximadamente el 4% de los embarazos en los EE. UU. Y contribuye a la morbilidad y mortalidad materna e infantil.1 La preeclampsia también representa el 6% de los nacimientos prematuros y el 19% de los partos prematuros médicamente indicados en los EE. UU.
Existen disparidades raciales y étnicas en la prevalencia y la mortalidad por preeclampsia. Las mujeres negras no hispanas tienen un mayor riesgo de desarrollar preeclampsia que otras mujeres y experimentan tasas más altas de morbilidad materna e infantil y mortalidad perinatal que otros grupos raciales y étnicos. En los EE. UU., la tasa de muerte materna por preeclampsia es más alta entre las mujeres negras no hispanas que entre las mujeres blancas no hispanas.
Las disparidades en los factores de riesgo de preeclampsia, el acceso a la atención prenatal temprana y las intervenciones obstétricas pueden explicar algunas de las causas las diferencias en la prevalencia y los resultados clínicos. Estas disparidades son en gran parte el resultado de manifestaciones históricas y actuales de racismo estructural que influyen en las exposiciones ambientales, el acceso a los recursos de salud y el estado general de salud.
Reconocimiento del estado de riesgo
Las personas con antecedentes de preeclampsia en un embarazo anterior, diabetes tipo 1 o tipo 2 e hipertensión crónica tienen mayor riesgo de preeclampsia. Las condiciones adicionales que ponen a una persona en alto riesgo de preeclampsia incluyen gestación multifetal, concepción mediante tecnología de reproducción asistida, enfermedad autoinmune y enfermedad renal.
Otros factores asociados con un mayor riesgo de preeclampsia incluyen nuliparidad, índice de masa corporal alto antes del embarazo, antecedentes familiares de preeclampsia y edad materna avanzada (35 años o más). Además, las personas negras tienen tasas más altas de preeclampsia y tienen un mayor riesgo de complicaciones graves debido a diversas desigualdades sociales y de salud.
Consideraciones de práctica
Población de pacientes bajo consideración
Esta recomendación se aplica a las personas embarazadas que tienen un alto riesgo de preeclampsia y que no tienen efectos adversos previos o contraindicaciones para la aspirina en dosis bajas.
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Prevención de la displasia broncopulmonar en prematuros
La displasia broncopulmonar (DBP) sigue siendo una de los enfermedades más comunes, complejas e intrigantes en los recién nacidos prematuros. La displasia broncopulmonar está asociada con un mayor riesgo de mortalidad, así como de morbilidad a corto y a largo plazo, especialmente en casos de neonatos de extremadamente baja edad gestacional (NEBEGs).1-3
Aunque la patogenia de la DBP aún no se ha descifrado por completo, un desequilibrio entre la inflamación pulmonar continua y la reparación simultánea parece desempeñar un papel importante.4,5
En los NEBEG, los corticosteroides posnatales (CPNs) se han utilizado tanto para la prevención como para el tratamiento de la DBP. Se postuló que la acción antiinflamatoria de los CPNs mejora el intercambio de gases y la mecánica en el sistema pulmonar, facilitando así el destete de la ventilación mecánica invasiva.6 Sin embargo, el uso de CPNs en el NEBEG sigue siendo controvertido debido al temor de efectos adversos en el desarrollo neurológico.7
Múltiples estudios han indicado que la DBP se asocia con riesgo de resultados neurológicos deficientes a largo plazo, como parálisis cerebral, deficiencias cognitivas, visuales, del habla y del aprendizaje y problemas de comportamiento.1
Doyle y colaboradores,2 en su estudio longitudinal de seguimiento de bebés extremadamente prematuros nacidos durante las últimas 3 décadas, encontró que las tasas de DBP no disminuyeron a pesar de un aumento en el uso de dispositivos respiratorios no invasivos de apoyo en los últimos años.
Doyle y colaboradores2 postularon que el menor uso de CPNs, incluso en bebés que estaban en mayor riesgo de DBP, podría ser un factor contribuyente. Como tal, los médicos a menudo tienen que negociar entre los riesgos de resultados adversos asociados con la ventilación a largo plazo y los posibles efectos adversos de los CPNs.
Los estudios de campo informan una prevalencia variable del uso de CPN (3%-50%). 8,9 Apreciando la brecha, diferentes cuerpos académicos proporcionan asesoramiento sobre el uso de CPN tanto sistémicos como inhalados para los recién nacidos prematuros que están en riesgo de DBP.10-12
Como un denominador común, las recomendaciones advierten por unanimidad contra el uso temprano de dexametasona sistémica en menores de 8 días de vida.
Sin embargo, las declaraciones de política para otros regímenes de dexametasona sistémica o diferentes corticosteroides, incluyendo hidrocortisona y corticosteroides inhalados, difieren ampliamente entre los cuerpos asesores.10-12.
Se encuentra disponible una gran cantidad de revisiones sistemáticas y metaanálisis que comparan diferentes CPNs utilizando comparaciones por pares. 13-18 Sin embargo, la evaluación de una intervención compleja en un metaanálisis de la red, podría mejorar la interpretación y la clasificación de los CPNs de acuerdo con los resultados mejorados y la seguridad.19
Según los conocimiento de los autores, solo un metaanálisis de red ha cubierto este tema.20 Para guiar una práctica clínica segura, los autores realizaron una revisión sistemática completa y un metanálisis de redes para escudriñar el cuerpo de evidencia existente, así como para evaluar y comparar tratamientos que no se hayan comparado entre sí en ensayos clínicos aleatorios (ECAs).
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La displasia broncopulmonar (DBP) sigue siendo una de los enfermedades más comunes, complejas e intrigantes en los recién nacidos prematuros. La displasia broncopulmonar está asociada con un mayor riesgo de mortalidad, así como de morbilidad a corto y a largo plazo, especialmente en casos de neonatos de extremadamente baja edad gestacional (NEBEGs).
Aunque la patogenia de la DBP aún no se ha descifrado por completo, un desequilibrio entre la inflamación pulmonar continua y la reparación simultánea parece desempeñar un papel importante.
En los NEBEG, los corticosteroides posnatales (CPNs) se han utilizado tanto para la prevención como para el tratamiento de la DBP. Se postuló que la acción antiinflamatoria de los CPNs mejora el intercambio de gases y la mecánica en el sistema pulmonar, facilitando así el destete de la ventilación mecánica invasiva.6 Sin embargo, el uso de CPNs en el NEBEG sigue siendo controvertido debido al temor de efectos adversos en el desarrollo neurológico.7
Múltiples estudios han indicado que la DBP se asocia con riesgo de resultados neurológicos deficientes a largo plazo, como parálisis cerebral, deficiencias cognitivas, visuales, del habla y del aprendizaje y problemas de comportamiento.1
Doyle y colaboradores,2 en su estudio longitudinal de seguimiento de bebés extremadamente prematuros nacidos durante las últimas 3 décadas, encontró que las tasas de DBP no disminuyeron a pesar de un aumento en el uso de dispositivos respiratorios no invasivos de apoyo en los últimos años.
Doyle y colaboradores2 postularon que el menor uso de CPNs, incluso en bebés que estaban en mayor riesgo de DBP, podría ser un factor contribuyente. Como tal, los médicos a menudo tienen que negociar entre los riesgos de resultados adversos asociados con la ventilación a largo plazo y los posibles efectos adversos de los CPNs.
Los estudios de campo informan una prevalencia variable del uso de CPN (3%-50%). 8,9 Apreciando la brecha, diferentes cuerpos académicos proporcionan asesoramiento sobre el uso de CPN tanto sistémicos como inhalados para los recién nacidos prematuros que están en riesgo de DBP.10-12
Como un denominador común, las recomendaciones advierten por unanimidad contra el uso temprano de dexametasona sistémica en menores de 8 días de vida.
Sin embargo, las declaraciones de política para otros regímenes de dexametasona sistémica o diferentes corticosteroides, incluyendo hidrocortisona y corticosteroides inhalados, difieren ampliamente entre los cuerpos asesores.10-12.
Se encuentra disponible una gran cantidad de revisiones sistemáticas y metaanálisis que comparan diferentes CPNs utilizando comparaciones por pares. 13-18 Sin embargo, la evaluación de una intervención compleja en un metaanálisis de la red, podría mejorar la interpretación y la clasificación de los CPNs de acuerdo con los resultados mejorados y la seguridad.19
Según los conocimiento de los autores, solo un metaanálisis de red ha cubierto este tema.20 Para guiar una práctica clínica segura, los autores realizaron una revisión sistemática completa y un metanálisis de redes para escudriñar el cuerpo de evidencia existente, así como para evaluar y comparar tratamientos que no se hayan comparado entre sí en ensayos clínicos aleatorios (ECAs). Seguir leyendo:
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Presencia del Dr. Jesús Sayu Romero, Especialista en Obstetricia y Ginecología y miembro del equipo del Programa Materno Infantil en la Dirección Provincial de Salud Pública,Camagüey., como es habitual cada miércoles en la Revista Informativa Acontecer de la Televisión Camagüey para hablar del #Aborto, sus riesgos para la salud, insiste el especialista que NO es un método anticonceptivo por lo que se debe tomar conciencia en como evitar llegar al aborto, un aspecto importante en el cuidado de la salud de nuestras jóvenes y adolescentes. #CamagueyPorLaVida#CubaSalva#CuidarteEsClave#jovenesporlavida

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Descienden los termómetros y llegan las enfermedades más frecuentes asociadas al invierno que afectan principalmente a las vías respiratorias como la gripe, los catarros, bronquitis, faringitis y otras más graves como la neumonía.
Los niños son especialmente vulnerables a las bajas temperaturas, por lo tanto son más proclives a contraer enfermedades, sobre todo si están a diario en contacto con otros niños. Su sistema inmunológico no es aún maduro como el de los adultos y poseen menor capacidad defensiva frente a las agresiones externas como el viento, el frío y la lluvia.
No podemos evitar el contagio de enfermedades porque es algo que no está en nuestras manos, pero sí podemos intentar disminuir las posibilidades de que enfermen. Veamos entonces algunos consejos sobre cómo prevenir las enfermedades en invierno.
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¿Por qué los niños enferman más en invierno?
Se relaciona al frío con la mayoría de enfermedades respiratorias pero en realidad no es el frío en sí el culpable de que los niños enfermen. Antes de explicar cómo prevenir las enfermedades propias del invierno en los niños es interesante saber por qué hay un mayor riesgo de enfermar en esta época del año.
Los cilios (pequeñas vellocidades) y las mucosas nasales, el sistema de defensa natural que tenemos en la nariz, pierden movilidad con el frío, lo que impide que controlen el paso de microorganismos que por tanto penetran más profundamente en el organismo. Tampoco pueden calentar el aire para que llegue a los pulmones a la temperatura adecuada.
También se ha hallado que ciertos virus, como por ejemplo el de la gripe, se cubren con una capa resistente que lo protege durante el frío lo que le ofrece la protección que necesita para pasar de persona a persona. Una vez que entra en el organismo esa capa de derrite en el tracto respiratorio haciendo que el virus infecte a las células.
Otros factores asociados a las enfermedades típicas del invierno son la contaminación domiciliaria, provocada por la falta de ventilación, permanecer en lugares cerrados en contacto con otros niños, lo que facilita el contagio con personas infectadas, y los cambios bruscos de temperatura. Salir de casa al exterior puede suponer un salto de entre diez y hasta veinte grados los días muy fríos.
Cómo prevenir enfermedades en los niños en invierno
Algunas medidas preventivas pueden contribuir a evitar que los niños contraigan enfermedades en invierno, como por ejemplo:
Ventilar a diario las habitaciones, al menos diez minutos al día
Utilice preferentemente estufas eléctricaso a gas.
Evitar los ambientes con humo de cigarrillo
Evitar los cambios bruscos de temperatura
Mantener la casa templada: no utilizar la calefacción a tope, sino permitir al organismo que utilice sus propios mecanismos reguladores de adaptación al frío.
Mantener la casa con un adecuado nivel de humedad, el ambiente seco agrava las enfermedades respiratorias
Evitar sitios cerrados demasiado concurridos
Abrigar lo justo: evitar el exceso de abrigo en ambientes calefaccionados o la falta de abrigo en la intemperie. Cubrir boca y nariz al salir a la calle o a espacios libres.
Dentro de lo posible, mantener al niño alejado de personas enfermas
Hacer que el niño se lave las manos con frecuencia, especialmente antes de comer, al entrar a casa y si ha estado en contacto con otros niños
Evitar que comparta utensilios con otros niños como vasos, platos, cubiertos, toallas y por supuesto chupetes.
Incluir en la dieta infantil frutas y verduras, especialmente alimentos ricos en vitamina A y C.
Otra medida preventiva es la vacuna contra la gripe. Las recomendaciones sobre si conviene o no vacunar al niño son: no hay necesidad de vacunar al niño sano, aunque puede vacunarse frente a la gripe estacional si sus padres lo solicitan o su pediatra lo considera oportuno. Los pediatras recomiendan administrar la vacuna a niños mayores de 6 meses (antes de los 6 meses no pueden recibir la vacuna) si presentan problemas respiratorios crónicos, enfermedades congénitas cardiovasculares, metabólicas y renales.
Enfermedades más comunes en los niños en invierno
Gripe o influenza
La gripe en los niños es una infección vírica provocada por el virus de la influenza que afecta principalmente a las vías respiratorias y se contagia fácilmente, siendo los niños pequeños principales transmisores del virus.
Es una de las enfermedades más frecuentes y pueden padecerla varias veces durante el año. Los síntomas son fiebre alta (más de 38,5 grados), dolor de cabeza, tos y mocos (al principio tos seca y congestión que luego evoluciona en tos productiva), en algunos casos pitidos al respirar (sibilancias), malestar general, dolor muscular y a veces también dolor abdominal acompañado o no de vómitos. Es frecuente en los niños que haya pérdida de apetito e irritabilidad.
Requiere de muchos cuidados ya que puede complicarse y convertirse en una enfermedad más grave como la neumonía. Se la suele confundir con el resfriado o catarro, pero a diferencia de la gripe, éstos no presenta fiebre o es muy baja.
Faringitis
La faringitis es la inflamación de la faringe ocasionada por la infección de un virus o una bacterias. Puede iniciarse después de un proceso infeccioso como la gripe, resfriado o amigdalitis en cuyo caso recibe el nombre de faringoamigdalitis.
Durante la época invernal son más frecuentes las faringitis de origen viral, mientras que las de tipo bacteriana suelen incrementarse en el cambio de estaciones, sobre todo en la primavera.
Las más frecuentes son las faringitis producidas por la bacteria del estreptococo, que producen una rápida irritación de garganta y dolor muy agudo acompañado de fiebre.
Amigdalitis
La amigdalitis es la inflamación de las amígdalas producida por un virus o una bacteria. La infección también puede estar presente en la garganta y áreas circundantes, causando inflamación de la faringe (faringitis).
Se puede observar enrojecimiento y aumento de las amígdalas, en ocasiones acompañado de manchas blancas y dolor en los ganglios submaxilares. Hay dificultad para comer, fiebre, ardor o dolor de cabeza, de garganta, y en ocasiones pérdida de la voz.
Como en el caso de la faringitis, la bacteria más frecuente causante de la amigdalitis es el estreptococo, aunque también las hay virales.
Bronquitis
La bronquitis es ocasionada por la infección de virus o bacterias que provocan la inflamación aguda de los bronquios, que son los conductos que conectan a la tráquea con los pulmones. Al inflamarse los bronquios la respiración se dificulta y las membranas que cubren las vías respiratorias producen grandes cantidades de moco espeso que provocan accesos de tos, dolor de pecho y congestionamiento.
La bronquitis se puede desarrollar a causa de una gripe mal cuidada, por eso, para evitar complicaciones es muy importante que el niño sea atendido adecuadamente en caso de presentar un cuadro gripal.
Es una enfermedad contagiosa que se transmite por medio de las gotitas de saliva que una persona expulsa al hablar, toser o estornudar, por lo que evitar estar en contacto con otras personas y cubrirse la boca y nariz al toser o estornudar es fundamental para prevenir el contagio
Neumonía o pulmonía
La neumonía es una enfermedad especialmente peligrosa en los lactantes y se caracteriza por la inflamación de un segmento de los pulmones, generalmente de origen infeccioso. La mayoría de los casos son producidos por la infección de un virus, aunque en niños menores de 6 meses y niños mayores puede ser una bacteria, una de las más frecuentes, el neumococo.
A veces se origina después de una gripe o resfriado. Entre los síntomas más frecuentes de neumonía típica encontramos fiebre alta, escalofríos, tos con mucosidad y dolor al respirar.
En la variante de neumonía atípica hay síntomas menos específicos como dolor de cabeza y malestar, cansancio, dolor muscular, tos seca y persistente o con expectoración. También puede presentar fiebre sin escalofríos y dolor en el tórax que aumenta al toser.
La principal complicación de la neumonía es la dificultad respiratoria, por lo que siempre, ante el menor síntoma, hay que consultar al pediatra.
Otitis
La otitis es la inflamación de los oídos y se manifiesta con dolores muy fuertes e inaguantables que pueden ser constantes o intermitentes, sordos, agudos y/o punzantes.
Se clasifica en otitis externa cuando involucra al oído externo y conducto auditivo y otitis media cuando involucra el oído medio, localizado justo detrás del tímpano. Se considera otitis crónica en caso que dure más de tres meses.
Son muchas las causas que pueden producir otitis, entre ellas las infecciosas como la otitis bacteriana o causada por hongos, aunque también las hay víricas.
Es habitual que antes de un cuadro de otitis, especialmente otitis media, haya un antecedente de catarro o faringitis.
Bronquiolitis
Por último, la enfermedad estrella del invierno, la bronquiolitis. Es una enfermedad provocada por la infección de los bronquiolos causada por el virus respiratorio sincitial (VRS o SRV) que afecta a menores de 2 años, en especial a los menores de 6 meses.
Es una enfermedad muy contagiosa que afecta a los bronquiolos, las últimas ramificaciones de los bronquios, los cuales miden apenas 2 mm de diámetro, al infectarse, se inflaman y obstruyen impidiendo el paso del aire.
Comienza como un catarro de vías altas, con o sin fiebre pero a los pocos días se nota un empeoramiento a nivel respiratorio. Hay tos, dificultad al respirar, pitos y sibilancias, aumento de la frecuencia respiratoria, y si hay fiebre es un moderada.
Ante el menor síntoma hay que acudir al pediatra para que confirme el diagnóstico. En casos leves se puede controlar en casa, mientras que los más graves requieren hospitalización.
Hemos hecho un repaso por las enfermedades más frecuentes en invierno entre los niños y lo más importante cómo prevenirlas. Cortesía: https://www.bebesymas.com/salud-infantil/
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